El Girona ha recibido a la Real Sociedad en Montilivi para jugar la séptima jornada de Liga. Una de las curiosidades del enfrentamiento ha sido que, por fin, los rojiblancos han podido jugar un partido como locales y en fin de semana. Este hecho ha provocado que hubiera un gran ambiente en el estadio, que ha disfrutado de un partido bastante entretenido entre ambos equipos. En esta ocasión, Míchel no se ha sentado en el banquillo del Girona, ya que fue expulsado en la visita a Sevilla cuando los rojiblancos jugaron ante el Real Betis. El técnico local aún tendrá que cumplir un partido más de sanción antes de pisar de nuevo el césped de un terreno de juego.
La primera parte ha dejado cuatro goles
La Real Sociedad ha sido el primer equipo en golpear en un intercambio de golpes. El delantero noruego Sorloth ha hecho un buen movimiento sin balón dentro del área para recibir el pase del japonés Take Kubo y marcar el primer gol del partido (0-1). El Girona ha tardado en reaccionar, pero un disparo muy potente y de mucha distancia de Rodrigo Riquelme ha hecho que varios aficionados de Montilivi se pusieran las manos en la cabeza con el gol del empate (1-1). Pocos minutos después, Arnau Martínez cazó un balón con la cabeza que no pudo detener Álex Remiro y que adelantó al Girona (2-1). Por último, el delantero Sorloth de la Real ha marcado el empate tras un buen control con el pecho y completar un disparo sin que el esférico tocara el césped (2-2).
El festival de goles ha continuado durante la segunda parte
Los jugadores volvieron al terreno de juego al igual que acabaron la primera parte. Y es que Taty Castellanos ha hecho una buena acción individual para volver a poner al Girona por delante en el marcador. El argentino dedicó el gol a Cristhian Stuani, que ya vuelve a estar disponible por Míchel (3-2). Sin embargo, los goles de Brais Méndez de falta, junto al de Zubimendi y Take Kubo han acabado por sentenciar un partido lleno de goles y de todos los colores (3-5). El Girona tendrá que corregir la defensa, puesto que encajar cinco goles es un síntoma malo para el equipo de Míchel.