Puntuar en el Santiago Bernabéu puede ser fruto de la casualidad. Plantear batalla al Fútbol Club Barcelona, también. Pero cuando estos hechos se dan con asiduidad, dejan de serlo, y pasan a ser una tendencia. Este domingo, el Girona Fútbol Club lo ha vuelto a hacer: ha vencido al Athletic Club, como ya hizo en la primera vuelta de LaLiga. Esta vez, no obstante, fue en San Mamés, estadio complicado por excelencia. Lo ha hecho con una solvencia que asusta, y que invita a soñar con cosas muy grandes (2-3).
El Girona ha alardeado de su grandeza desde el inicio. Ha salido a domar a los leones y ha encontrado el gol bien temprano. Bueno, el golazo. Cuando solo habían pasado tres minutos, el conjunto catalán ha hecho una larga jugada combinativa por el margen derecho del ataque, ante unos jugadores que parecían conos, y Aleix García lo ha culminado con un chut precioso e inapelable. Primer gol del curso para un jugador que no para de crecer, y gol tempranero para un equipo que tampoco saca el pie del acelerador.
Lejos de arreplegarse como acostumbran a hacer muchos equipos en los grandes escenarios, el equipo de Míchel ha continuado mordiendo. Taty Castellanos ha estado muy incisivo, secundado por un Rodrigo Riquelme nuevamente muy creativo. Después de tres avisos, ha llegado el gol de la tranquilidad. ¡Y qué gol! Si el primero fue precioso, el segundo fue surrealista. Aleix García ha servido un córner, Taty lo ha rematado y, cuando la pelota se perdía por la línea de fondo, Óscar de Marcos ha hecho fuego amigo, con poco tiempo de reacción, introduciendo la pelota por dentro de las piernas de Unai Simón. 0-2.
A partir de aquí, los vascos se han despertado y han igualado la intensidad adversa. Estaba siendo noticia: el Athletic estaba perdiendo un duelo, el de la intensidad, que acostumbra a ganar. Pero han revertido el rumbo y los avisos han llegado a su cargo. Paulo Gazzaniga ha salvado el gol de Berenguer, y después el VAR ha anulado por fuera de juego un gol de Iñaki Williams. Todo esto, hasta que Yuri Berchiche ha dicho basta. Ha cazado una pelota después de un servicio de córner de los locales, y ha enviado un misil a la portería catalana.
Con esta mala noticia, al Girona no le ha quemado la pelota. Y, en especial, a Roro Riquelme. El madrileño la ha pedido, ha provocado agujeros e incluso una tarjeta amarilla al defensa Yeray. De hecho, en la falta que ha propiciado esto, el Girona ha vuelto a ensanchar su diferencia en el marcador. Nuevamente Aleix García ha servido la pelota, y nuevamente la Athletic se la ha introducido para adentro de su portería. Yeray ha peinado la pelota hacia atrás, y Mikel Vesga ha hecho el nuevo fuego amigo.
El Girona gestiona bien la ventaja, con un error infantil final
Ya en la segunda mitad, el Girona ha continuado alardeando de su grandeza, porque ha sabido gestionar muy bien su diferencia, de dos goles. Ha contenido el empujón, la intensidad y el juego aéreo del equipo de un Ernesto Valverde frustrado como nunca, que incluso ha visto la tarjeta amarilla por unas protestas. Estaba viendo cómo el Girona lo volvía a vencer. Estaba presenciando cómo el Girona asaltaba la catedral del fútbol español.
Al final, el Girona ha pecado de fútbol delicatessen. En las postrimerías del match, después de recuperar bien una pelota, Valery ha cedido la pelota a Gazzaniga. Lo ha hecho, no obstante, cuando medio Athletic merodeaba el área. El defensa ha comprometido a su portero, y su portero ha estado peor, en no despejar la pelota. Al contrario, ha hecho un control que ha evidenciado una relajación excesiva y probablemente dada por la situación del marcador.
Y Raúl García, el hombre de las mil batallas, ha introducido para adentro la portería y ha puesto la emoción en el partido. En los últimos cinco minutos, los del tiempo añadido, el campo se ha inclinado hacia la portería del argentino. Santi Bueno ha estado trascendental rechazando un centro. En otro, en la salida de un córner, el navarro ha rematado fuera, por poco. Y se ha acabado. No ha podido puntuar un Athletic desafortunado, que ha tenido que sustituir Unai Simón en el descanso por lesión, que ha acabado con diez hombres por la lesión de Morcillo y al no tener más cambios disponibles, y que ha tenido los dos goles en propia mencionados
Con los tres puntos, el equipo de los cuatro ríos acumula 30 en el campeonato de LaLiga. Por un lado, establece un buen margen respecto a las plazas de descenso a Segunda División: de ocho puntos, de forma provisional. Y, por la otra, se da el capricho de soñar. Porque acabará la jornada a solo dos puntos de las posiciones de acceso a competiciones europeas, que marca precisamente la Athletic. Lo mejor, pero, es que esto no ha sido ninguna casualidad, y este Girona tiene argumentos para continuar ganando grandes batallas. Quién sabe.
