El portal de información deportiva The Athletic ha publicado recientemente un artículo en el cual se habla con varios testigos sobre la calidad del futbolista de Paris Saint-Germain Leo Messi. Concretamente, se toma como ejemplo la jugada que hizo en la semifinal de la Copa del Mundo de Qatar 2022, contra Croacia, en la cual regateó al defensa Josko Gvardiol con mucha traza para asistir a Julián Álvarez en el segundo gol de la selección argentina.
Una asistencia que se dio en un gran escenario, en el momento indicado, y que reafirmó por qué Messi es el mejor jugador que se ha visto nunca. The Athletic ha ido más allá y ha analizado con mucha atención los motivos que lo han hecho ser tan grande y, concretamente, que lo hicieron poder regatear de aquella manera a uno de los mejores y de los más prometedores defensas del mundo. Y, a la vez, como recuerda el artículo, un hombre que mide 16 centímetros más que el exblaugrana y que pesa siete kilogramos más.
En primer lugar, Lee Dixon, exjugador conocido sobre todo por su trayectoria al Arsenal Football Club, argumenta que Messi no tomó ventaja en aquella jugada gracias al ritmo, sino a «la desaceleración y la aceleración. Gvardiol cree que lo tiene… y después vuelve a marchar. Entonces lo para. Entonces se gira y vuelve a marchar. La velocidad fuera de marca es absolutamente sensacional. Y después la pone en un plato (para Álvarez)».
A continuación, en el artículo toma la palabra Jonas Dodoo, un prestigioso entrenador que trabaja como consultor en la Asociación Inglesa de Fútbol, o en clubes de la Premier League, la Bundesliga o la NFL de fútbol americano. «Está hecho para cambiar de dirección. Anatómicamente, está diseñado para esto», apunta.
Otra reflexión interesante es la de la exdefensa de la Stoke City Danny Higginbotham. Según este, «lo único que quieres hacer como defensa es dictar al atacante el camino que tendrá que seguir. Pero el cambio de ritmo y dirección de Messi es increíble. Puede parar una pelota tan rápidamente que después te para como defensor. Y cuando te has parado, vuelve a salir. Gvardiol no pudo usar la parte física de su juego en aquella jugada, porque tuvo que frenar cuando Messi frenó».
«En un momento, piensas que Gvardiol lo ha pillado, porque Messi vuelve hacia él mismo. Pero entonces vuelve a girarse, y solo necesita esta fracción de segundo para alejarse de ti. Y después es muy difícil (para Gvardiol), por la manera como Messi cambia de dirección. El hecho que sea pequeño hace que su centro de gravedad sea mucho mejor, y le sea mucho más fácil girar», añade.

El ‘hardware’ y el ‘software’ de Leo Messi
Aun así, para Dodoo hay un componente clave: «Cuando tenemos en cuenta la fuerza, la potencia, la velocidad y las acciones intensas siempre hablamos de
«A menudo está navegando por las defensas a una velocidad inferior a la máxima, animándolas a entrar, como una capa roja para un toro, y después acelera una vez que hayan mordido. Trabajar a una velocidad inferior a la máxima también significa siempre que necesite enganchar a la gente, tiene un impulso de escape para escaparse». En este sentido, para Dodoo es vital el sistema neuronal, que sería una tercera parte de la ecuación y que conecta el
En el sentido del software, Higginbotham recuerda que «la gente dice: «Cuando Argentina no tiene la pelota, solo anda». Lo hace, pero lo que está haciendo es mirar el juego y pensar: «¿Qué posición será la mejor para cuando recuperamos la pelota y la pueda recibir en el espacio, donde un defensor no quiera comprometerse, y yo tendré el espacio suficiente para poder girarme y correr contra él?». Muchas de las decisiones que toma cuando está sin pelota lo hacen mejor cuando está a la pelota. Esta es la magia».