Xavi Hernández quería que el clásico de la Supercopa fuera una victoria que significara un punto de inflexión para el Barça y no lo ha sido. Aun así, el entrenador del primer equipo masculino del Fútbol Club Barcelona puede marcharse con la cabeza muy alta de Arabia Saudí, porque sus jugadores han hecho frente al Real Madrid como hacía tiempo que no lo hacían y, si bien ya no podrá ser un punto de inflexión en clave de resultados y se escapa así un posible primer título de la era Xavi, quien sabe si lo será en materia de juego y de moral. El Barça ha experimentado el dulce sabor de luchar de tú a tú contra un grande de Europa, que además es el eterno rival, y de hacerlo al más puro estilo culé. Es por eso que al final del partido, el técnico egarense ha explicado que «podemos marcharnos orgullosos, porque hemos competido y hemos dado un paso adelante más allá del resultado».
Xavi, que por otro lado también se va «triste y enfadado» porque «la moneda podría haber caído del lado del Barça y no habría pasado nada», también ha demostrado tener una gran capacidad de reacción, cosa que define a los buenos entrenadores. El Madrid ha superado a los azulgranas en el inicio del duelo y el planteamiento de Carlo Ancelotti, de esperar y salir al contraataque, ha desactivado el sistema inicial de Xavi. Aun así, con cambios muy valientes en la segunda mitad, el egarense ha dado la vuelta al guión del partido y ha conseguido que su equipo lo dominara desde la reanudación y hasta el final de la prórroga. Después del duelo, ha explicado con sus palabras qué es lo que ha hecho para cambiar la dinámica: «Cuándo hemos cogido la pelota y hemos puesto un hombre más en medio del campo, hemos controlado y hemos dominado el partido. Hemos asumido un riesgo muy grande, pero somos el Barça y se tienen que asumir riesgos. Podemos marcharnos con la cabeza muy alta».
Además, Xavi ha sido autocrítico, característica que también es propia de los grandes entrenadores, y, nuevamente, confirma que el discurso de Koeman de es lo que hay ya está muy lejos: «Sus goles han venido de errores nuestros, de no parar contraataques y perder pelotas en lugares donde no se tienen que perder». Uno de sus mensajes finales, todavía da más esperanza al barcelonismo de cara al futuro a largo y medio plazo, e incluso inmediato: «Es un partido para crecer y continuar creyendo, porque nos hemos sacado los complejos y hemos visto que podemos competir contra los más grandes».
