El Fútbol Club Barcelona ha hecho oficial un acuerdo con Aston Villa por el traspaso de Philippe Coutinho. El brasileño está cedido al conjunto inglés desde el pasado invierno, quedando a cambio de 20 millones de euros. Además, el propio Barça se reserva un 50% de la plusvalía de una futura venta del jugador.
Puede decirse que el fichaje del brasileño ha sido lo peor de la historia azulgrana, teniendo en cuenta todas las variables. Es decir, ni mucho menos ha sido el peor futbolista que ha vestido de azulgrana, pero sí la peor operación. La junta directiva de Josep Maria Bartomeu le llevó en el mercado invernal de la temporada 2017/2018, después de intentar llevar a cabo el movimiento en el verano de 2017 Hay que tener en cuenta que en ese momento Coutinho era uno de los estándares del Liverpool. Era uno de los mejores jugadores del continente. Eso sí, se pagó por él la cantidad abismal de 135 millones de euros. Al fin y al cabo, la entidad azulgrana tenía mucho dinero gracias a la venta de Neymar.
El buen rendimiento de Coutinho en su llegada al Barça
Coutinho hizo una muy buena segunda mitad de temporada. En 22 partidos, bajo las órdenes de Ernesto Valverde, marcó 10 goles y repartió 6 asistencias. Dejó muy buenas sensaciones, y el barcelonismo se creyó que Andrés Iniesta, que se iba al final de temporada, tenía un heredero a la altura. Tras liderar la selección de Brasil en el Mundial de Rusia, que cayó en cuartos de final contra Bélgica in extremis, Coutinho se hundió. En su primera temporada entera en Barcelona decepcionó.
Su rendimiento después del Mundial, nefasto
Tanto fue así, que no sólo la opinión pública le criticó. Incluso la afición le pitó. De hecho, en un partido contra el Manchester United, correspondiente a la vuelta de los cuartos de final de la UEFA Champions League de ese curso, tras marcar un gol, en el Camp Nou, hizo un gesto llevándose los dedos a las orejas, y simulando que no oía los pitidos y las críticas. Y eso fue su crucificación.
Coutinho, el Bayern y el desastre del 2-8
El rendimiento del brasileño bajó mucho y, teniendo en cuenta su alta ficha, la junta directiva lo cedió en el mercado de fichajes del año 2019, destino Munich. Fue un año en el Bayern, y el surrealismo se apoderó aún más de la totalidad del movimiento. Allí, todo hace falta decirlo, tampoco se asentó como futbolista importante. Iba más en la línea del Coutinho triste del Barça. Del Coutinho de la temporada 2018/2019. Por tanto, solía participar en los partidos como suplente. Ese rol sí que le iba bien.
Y eso hizo precisamente en el encuentro que, por cosas del destino, enfrentó a los bávaros con el Barça en la Champions. En ese tipo de fase final a un solo partido que los equipos supervivientes en la Champions disputaron en Lisboa, el Bayern apaleó a los catalanes con el famoso marcador del 2-8… y Coutinho marcó dos de los ocho goles!
De hecho, ese mismo verano se acabó la cesión y el brasileño regresó al Barça. Con el nuevo técnico, Ronald Koeman, Coutinho empezó como titular indiscutible. Pero su rendimiento seguía igual. Para el recuerdo está el clásico de la primera vuelta de esa Liga, en el que el futbolista perdió un montón de balones. Meses después, y para más inri, se lesionó.
Este curso, teniendo en cuenta el panorama, después de que Xavi Hernández evidenciara que hay jugadores más en forma y más propensos a entender su tipo de juego, como Pedri González y Gavi, el Barça, esta vez dirigido por Joan Laporta, ha optado por volver a cederle. En ese caso quien levantó el dedo fue el técnico Steven Gerrard, del Aston Villa. Gerrard compartió vestuario con Coutinho en el Liverpool, y por tanto eran dos viejos conocidos. Ahora, en su regreso al fútbol inglés, se vuelve a ver a un Coutinho con ganas de jugar al fútbol.





