Ousmane Dembélé es bueno, y lo sabe todo el mundo. Tiene cualidades que pocos otros jugadores tienen. Aun así, ahora empieza a hacer una cosa que se le echaba de menos: ser decisivo. Esta gélida noche de enero, en la eliminatoria de cuartos de final de la Copa contra la Real Sociedad, el francés ha calentado los cuerpos del barcelonismo con un partido básicamente perfecto. Ha desbordado, ha regateado, ha asistido, ha liderado y ha marcado el gol decisivo que clasifica los culés a la semifinal de una Copa muy deseada por el Fútbol Club Barcelona (1-0).
Xavi Hernández ha repetido la misma alineación que lo hizo ganar su primer título como entrenador en casa suya. El único asterisco ha sido que, esta vez, Gavi ha ocupado la posición de falso extremo y no Pedri González. Ha primado la intensidad del andaluz, para medirse con el talentoso Brais Méndez. Por lo tanto, cuatro centrocampistas contra un equipo que trata bien la pelota, pero que llegaba sin los lesionados y capitales David Silva i Mikel Merino.
Más allá de una buena acción del joven Pablo Marín, que ha habilitado a Takefusa Kubo para que el japonés impactara al larguero la única ocasión txuri-urdin del primer tiempo, el Barça ha ganado la batalla del centro del campo. En el aspecto defensivo, y en el de la oxigenación de la pelota por parte de Busquets, Gavi y Pedri. De Jong, en cambio, ha vuelto a presentar su versión insípida. Sea como fuere, la estrategia se ha basado en enviar pelotas a Dembélé. Una cosa que no acostumbra a gustar por los bares de Las Corts, pero que se ha hecho toda la vida en los patios de la escuela con los cracks, y que da muchos frutos.
Exhibición de un Dembélé que empieza a ser decisivo
El número siete ha inventado, ha llevado el peso ofensivo de los suyos, ha bailado el lateral Diego Rico y ha servido un sinfín de pelotas al área que sus compañeros no han podido aprovechar. De Jong ha perdonado un pase suyo llegando desde segunda línea, y Kounde no ha tenido paciencia para darse cuenta que tenía cuatro compañeros libres de marcaje y ha acabado definiendo solo y sin ángulo. Tampoco ha entrado el chut del campeón del mundo en una transición frenética.
Así las cosas, solo fallaban los últimos metros. El Barça no tenía precisión, y en ocasiones tampoco paciencia. Además, los vascos han exigido mucho los catalanes al contraataque, y con buenas presiones de los atacantes, Kubo, Sorloth y Oyarzabal. Esto obligaba a empezar los ataques desde campo propio. Hay que decir que estos vascos son terceros a LaLiga, y llegaban con ocho victorias y un empate en los últimos nueve partidos oficiales.
Mientras los últimos metros fallaban, el medio del campo continuaba picando piedra. Hay que valorar que los culés han ganado muchas pelotas divididas, y hay que destacar que en una de estas, Busquets ha provocado la expulsión de Brais Méndez. El gallego ha entrado con la plancha al catalán, y el polémico y hoy insultadísimo Gil Manzano ha detectado en el monitordel VAR que había que enviarlo a su vestuario.
Dembélé culmina su exhibición con un golazo
En la reanudación, contra diez hombres, el Barça ha salido a comerse el mundo. Después de un aviso en una jugada preparada muy bonita, Dembélé ha culminado su exhibición. Ha recibido una pelota en el espacio de Koundé, cuando la Real había navegado hacia arriba, y a la carrera ha estado infalible. Lo acompañaba Lewandowski, y esto ha hecho dudar el portero Alex Remiro. ¿La centrará? Pues no, Dembelinho ha rematado un misil indetenible en la única rendija disponible en el primer palo, y ha encarrilado la eliminatoria. El francés continúa brillando, pero además empieza a ser decisivo. Y esto es sinónimo de ser uno de los mejores jugadores del planeta.
Con el paréntesis de un gol cantado que Sorloth ha fallado incomprensiblemente, a portería vacía, el Barça ha maximizado su monólogo. Se ha instalado en campo contrario, cosa que en el primer acto le había costado. Y Dembélé… suma y sigue. El idilio del de Vernon había obligado Imanol Alguacil a cambiar Rico por Aihen Muñoz, pero esto no ha impedido un nuevo regate espectacular, para servir una pelota a Gavi, que la ha estrellado al larguero.
La eliminatoria no estaba sentenciada, pero el campo ya estaba inclinado hacia la portería de Remiro. Xavi, pues, ha hecho algunos cambios. Entre ellos, el de Ansu Fati por Dembélé. Ovación de gala para un jugador que si lo continúa queriendo, y se lo continúa creyendo, continuará siendo el jugador más bueno del Barça y, incluso el más decisivo cuando Lewandowski no esté tan fino. De momento, los nueve goles y siete asistencias que ha hecho este curso han contribuido que, Champions aparte, la xavineta sea líder a la Liga, que haya ganado un título, y que esté a tres victorias de conquistar la Copa. Felicidades, Xavi, por tu cumpleaños y por haber recuperado a este artista.