Jugar sin Ousmane Dembélé en este Fútbol Club Barcelona es el equivalente a jugar con fuego. Ya venía quedando claro últimamente, pero la semifinal de la Supercopa que ha acabado sonriendo al conjunto azulgrana lo ha dejado patente. Mientras el francés ha estado en el césped, Robert Lewandowski ha recibido una asistencia de oro que ha convertido en gol, y el Betis ha sufrido de lo lindo. El francés les ha generado unos incendios que les han hecho daño. Pero no los han acabado de matar y, una vez Xavi lo ha retirado, de forma inesperada, ha pasado a jugar con fuego.
Corría el minuto 63 cuando el técnico ha hecho el cambio de la discordia. Ferran Torres i Sergio Busquets esperaban en la banda. Todo parecía indicar que Xavi buscaba oxigenar su equipo, y que podía retirar el centrocampista más cansado y Raphinha. El brasileño ha ido de más a menos en el partido, y todavía no se ha consolidado en el Barça. Dembélé, en cambio, ya es conocido. Es capaz de lo peor y de lo mejor, lo sabe todo el mundo, pero es que lo peor de él es mejor que lo mejor del resto -Lewandowski a parte-. Y lo mejor suyo es digno de
Al final, Xavi ha sorprendido, porque ha pedido al cuarto árbitro que enseñara el número 7 en rojo en su tablilla electrónica. Por lo tanto, el escogido para salir era Dembélé. Una decisión que hacía resonar los violines del naufragio del Titanic. Para mantenerse al pie de guerra, había que dejar Dembélé al césped. Pero Xavi lo sacó, y el Barça perdió muchas prestaciones. El Barça pasó a jugar con fuego.
Es verdad que la bajada de nivel culé, que ha sido salvada por Marc-André ter Stegen en la tanda de penaltis, se ha dado por la falta del control del partido y por la carencia de oficio. El Barça ha dejado vivo al rival, y el rival se ha crecido, aprovechando las imprecisiones y la frialdad con la cual el Barça ha afrontado algunos tramos del encuentro. Como si no hubiera un título al horizonte. Todo esto es el principal motivo de la doble reacción del Betis. El Betis ha atacado como ha querido.
Pero la ausencia de Dembélé ha perjudicado al Barça. Normalmente, cuando el Barça sufre, puede mandar un balón para encontrar al galgo Dembélé, que se buscará la vida y que generará cosas. Pero sin Dembélé, el Barça queda anestesiado. Contra el Betis ha pasado durante cincuenta minutos. Casi la mitad de los minutos. Ferran Torres, con un excelente pase a Ansu Fati a parte, ha estado, nuevamente, decepcionante. Y Raphinha, como se ha dicho, se ha diluido. Es verdad que hay que repartir los minutos, pero quizás hay otros partidos más propicios para hacerlo.
Dembélé, el rey sin corona
Hay grandes jugadores en este equipo, pero el número 10 es Dembélé. No lleva este dorsal, pero es el jugador que encarna las características del clásico número 10. Lleva la iniciativa, encara, se atreve, desborda, propone… Se equivoca más que otros jugadores que han llevado el número 10 y que han ejercido como tal en la historia de este club, pero no deja de ser un hombre especial. Si Xavi quiere ganar su primer título como técnico culé y en el fútbol de élite, el próximo domingo tendrá que poner a Dembélé como titular incluso en la partida de consola en el hotel de concentración previa a la final contra el Real Madrid.