El mundo del fútbol se está poniendo las manos en la cabeza. Nadie se puede creer que cuando ya han pasado dos días desde el clásico de Liga entre el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid en el Camp Nou donde los azulgranas dejaron el título sentenciado, la prensa española todavía se esté quejando del arbitraje. Los motivos de sus denuncias son dos: Gavi tendría que haber sido expulsado por un empujón a Dani Ceballos y el gol de Marco Asensio en la recta final del partido tendría que haber sido legal. El problema es que el VAR demostró de manera clara que Asensio estaba en fuera de juego y la entrada de Gavi era más merecedora de amarilla que de roja. En cualquier caso, Nacho Fernández sí que tendría que haber sido expulsado en la primera parte por dos faltas de amarilla.
La campaña difamatoria del madridismo contra el Barça no para y va en aumento
La furia con la que el madridismo y la prensa española están arremetiendo contra el Barça, sin embargo, tiene algo especial que recuerda a los años gloriosos de Pep Guardiola, donde el Madrid solo podía buscar explicaciones extradeportivas al gran nivel azulgrana. Probablemente animados por el caso Negreira, que, no hay que olvidarlo, genera sospechas totalmente razonables sobre la gestión del Fútbol Club Barcelona de las últimas dos décadas, se están pasando de frenada. Hasta el punto que para justificar que se están quejando de un acierto arbitral como es el gol anulado a Asensio por fuera de juego, se están inventando la normativa y están diciendo que las imágenes del VAR fueron manipuladas por los árbitros o por algún agente externo.

Lo más sorprendente, sin embargo, es que el Real Madrid y su afición ya tenían el relato relativamente ganado contra el Barça a raíz del caso Negreira. Es muy difícil que el barcelonismo se pueda defender y pueda salir indemne de unos hechos como los que están siendo investigados, puesto que hay muchos asuntos que huelen mal. El caso, sin embargo, es que el madridismo, probablemente al verse a doce puntos en la Liga de un Barça que creían muerto, está perdiendo el tino y está cruzando tantas líneas rojas después del clásico, que es imposible tomárselos seriamente. Intentar argumentar que el conjunto azulgrana ganó el último clásico gracias a los árbitros es ridículo, pero hay una campaña desde Madrid que no solo no se para, sino que va en aumento.
