La Copa del Mundo de la vergüenza llega a su fin. En materia deportiva, ya es sabido que el próximo domingo se disputará un partido espectacular. El Argentina de Leo Messi intentará derrotar el equipo a batir: la Francia de Kylian Mbappé, que ya levantó la copa en la última edición. En materia deportiva, pues, habrá un gran triunfador.
La FIFA y el régimen catarí, los grandes señalados del Mundial
En cambio, en materia extradeportiva hay unos grandes señalados. Durante el torneo, Mundo Deporte ha señalado varias personas o instituciones por cuestiones que han pasado en los doce años anteriores al Mundial, y también durante el Mundial. Ha habido señalados, y toca repasar los más flagrantes. Los grandes señalados. Los culpables de muchos agravios que han provocado que esta Copa del Mundo se acabe conociendo como la Copa del Mundo de la vergüenza.
Los grandes señalados del Mundial son dos: por un lado la FIFA, y por la otra el país de Qatar, englobando su régimen y los organizadores de la competición. La FIFA ha quedado muy mal parada. Primero, por los graves casos de corrupción que se dieron para sus adentros en 2010, cuando adjudicó el torneo en un país tan polémico como Qatar.
Como se ha repasado en Mundo Deporte a primeros del Mundial, France Football ha destapado, durante la pasada década, unos escándalos. Sin el gran trabajo de este medio ya se podía prever que algo raro había sucedido, pero gracias a este trabajo se han podido poner nombres y apellidos, y Mundo Deporte ha podido señalar figuras como el expresidente de la FIFA Joseph Blatter, o el exvicepresidente de la FIFA Ángel María Villar.
La FIFA, pues, ya quedó tacada por la corrupción de entrada. Después, cuando esta corrupción ya era pública, solo hizo una investigación para culpar personas y sacarse la responsabilidad. Esto era el mínimo, pero podría haber tomado alguna medida más contundente, como por ejemplo hacer una nueva votación y que un país que no haya practicado la corrupción albergara la Copa del Mundo. Hay que recordar que esto se destapó en 2013, y por tanto hace nueve años. Un tiempo más largo que los ocho que Rusia tuvo desde aquel día fatídico de la votación hasta su Mundial de 2018.
Después de la investigación de France Football y la trama conocida como Qatargate, estalló otro escándalo. Uno de más grave. El año 2013, Amnistía Internacional denunció que los obreros de los estadios de fútbol de Qatar casi no tenían derechos laborales. Recientemente, el medio británico The Guardian probó que como consecuencia de esto, han muerto al menos 6.500 personas. Entremedias, Infantino anunció el establecimiento de un órgano que supuestamente investigaría estas condiciones. Pero no se tomó ninguna medida: la construcción de la Copa del Mundo de la vergüenza continuó.
Continuó a pesar de todo. La FIFA, consciente de la disparidad de celebrar partidos de fútbol en medio del desierto durante el verano del hemisferio norte, momento en el cual todas las Copas del Mundo se habían disputado hasta ahora, trasladó el certamen en invierno, alterando los calendarios del fútbol de clubes. Todo era igual: se tenía que disputar en Qatar sí o sí.
Malgrat que algunas voces como la del exfutbolista Eric Cantona se posicionaron en contra de este Mundial de la vergüenza, esto no fue suficiente, y el Mundial empezó. La previa se calentó, pero. En un congreso de la FIFA de principios de 2022, la presidenta de la Federación de Fútbol de Noruega reivindicó el boicot. Después, jugadores de selecciones como la de Alemania hicieron importantes protestas. Ya no tanto por la corrupción y la esclavitud, sino por una cuestión muy grave, y que ha incidido mucho en este último mes: los nulos derechos que las personas del colectivo LGTBIQ+ tienen en Qatar.
Este agravio ha sido lo más sonado. Cómo se ha dicho, ha habido jugadores que, a pesar de haber aceptado participar en el Mundial, lo han hecho con el objetivo de reivindicar, de protestar y de dejar su impronta. En un partido previo al torneo, once jugadores de la
Esta carencia de libertad de expresión se prolongó al Mundial. El Mundial empezó, con unas declaraciones patéticas de Infantino… y con intentos de protesta. Los capitanes de Alemania y de Inglaterra, Manuel Neuer y Harry Kane, pretendían lucir durante sus partidos el brazalete
Pues bien: en primera instancia, la FIFA decretó que sacaría una tarjeta amarilla a los jugadores que hicieran aquello. Una decisión terrorífica e injustificable. Aun así, Neuer no cedió y se mostró dispuesto a recibir la amarilla, luciendo el brazalete. Finalmente, la FIFA se lo prohibió, y quedó aquella imagen tan icónica, con los jugadores de Hansi Flick tapándose la boca y emulando la carencia de libertad de expresión de la FIFA.
La FIFA, pues, es la grande señalada por su increíble complicidad. Pero el origen de todos problemas recae en el régimen catarí, país anfitrión del Mundial. Qatar tiene una monarquía absoluta, con un emir como único gobernador. Tamim bin Hamad Al Thani es el actual emir, y el heredero de la familia real Al Thani. Su régimen es el grande señalado del Mundial por la corrupción mencionada, por la esclavitud mencionada y por la carencia de derechos humanos que tiene.
Todo el mundo ha disfrutado de la parte futbolística de este Mundial, y lo seguirá haciendo hasta el domingo, con la gran final entre dos equipos de mucha calidad. Pero nadie puede olvidar los horrores del país que ha albergado la competición. En Qatar está prohibido ser homosexual, y esta condición puede comportar una pena de siete años de prisión. En Qatar, una mujer ha llegado a recibir una condena de ciento latigazos después de ser violada.
Qatar es un país hecho por hombres blancos heterosexuales, o por mujeres que tienen también estos privilegios. Esta Copa del Mundo ha sido un éxito en materia futbolística, y lo acabará siendo, pero se ha disputado en unas condiciones vergonzosas. Hay que ser consciente, y luchar porque esto no se vuelva a repetir nunca más.