La posición del defensa central suele pasar inadvertida en el fútbol. La mayoría de las nominaciones y premios se los llevan los delanteros, y las portadas de los diarios también suelen llevar imágenes de quienes marcan los goles. Sin embargo, esta crónica no puede empezar de otra forma que destacando el partidazo que ha hecho Gerard Piqué en su despedida del Camp Nou. Mientras que muchos jugadores suelen arrastrarse al césped en sus últimos cameos, el catalán ha brillado, neutralizando el ataque del Almería y comiéndose el muy buen delantero Ramazani en la victoria del Fútbol Club Barcelona y en su last dance en el Camp Nou (2-0).
Caminos que ahora se desvanecen. Gerard Piqué es una de las personas más importantes de la historia del club más especial de todos. Es una de las personas más icónicas e influyentes de Catalunya.Piqué es muchas cosas. Y esta noche del jueves su estrella se ha apagado. Se ha vaciado. Y es que como bien ha indicado en su discurso del final, «hay tanto amor y pasión entre el Barça y yo que era el momento de dejarnos espacio».
Jordi Alba y Ferran Torres, la primera pareja de baile de la noche
El Barça de Piqué ha empezado bailando desde el inicio del partido. Con unas ovaciones religiosas a Piqué en la previa y cada vez que tocaba el balón, ha vuelto a ser el Barça de la semana del Villarreal y el Athletic. Un Barça veloz y solidario. La gran primera pareja de baile ha sido la formada por Jordi Alba y Ferran Torres. Los dos exvalencianistas han abierto el campo, lo que hacía falta ante un rival muy cerrado, y han hecho sufrir al carrilero derecho Houboulang Mendes. De hecho, el hospitalense ha sido el más destacado del equipo, con ningún error, sacrificio defensivo y un puñal en ataque. Y el delantero ha forzado un penalti muy rápidamente, a los siete minutos de juego.
Lewandowski ha fallado un penalti en el inicio
Mientras las noventa mil almas del Camp Nou se rendían a su presi y clamaban que fuera él el encargado de ejecutar el penalti, imperó la normalidad, y lo hizo Robert Lewandowski. El designado como mejor jugador de la Liga del mes de octubre, en esta ocasión, ha hecho uso de la anormalidad: ha errado el penalti, topándose con el palo. Probablemente no lo ha lanzado con toda la concentración necesaria, teniendo en cuenta la sobreexcitación del estadio en la despedida a Piqué.
Sin embargo, el Barça ha continuado su asedio. El Almería no estaba siendo rival. El equipo del entrenador catalán Rubi se sostenía en las jugadas aisladas por la izquierda, del carrilero Sergio Akieme y el delantero Largie Ramazani. Pero agua. Su única arma, los balones en largo, ha sido neutralizada por un jugador especial. Piqué ha ganado prácticamente todos los duelos aéreos y lo ha resuelto todo bien. ¿Por qué te retiras? ¿No ves que todavía te queda mucho fútbol?
Como se ha dicho, los culés han continuado. A la izquierda, Ferran Torres ha continuado luchando. Ha continuado aprovechando la libertad que le otorga su posición, y ha tenido muchas ocasiones… pero las ha fallado todas. Incluso el defensa Kaiky le sacó una bajo palos. Los fallos del internacional con España le acabaron generando una falta de confianza, que se vio cuando en un mano a mano con el portero Fernando Martínez cedió el balón incomprensiblemente para Dembélé, en puesto de rematar, y dejando al francés en una posición comprometida, desde la que ha terminado fallando.
Alejandro Balde y Ousmane Dembélé, la segunda pareja de baile
El francés, de hecho, ha protagonizado la segunda pareja de baile de la noche. Ha brillado junto al improvisado lateral derecho Alejandro Balde, que definitivamente ha superado a Héctor Bellerín, incluso en un partido contra un rival de la parte baja de la clasificación de la Liga. El barcelonés y el de Vernon se han buscado y hallado. Es cierto que por el margen derecho costaba más, por culpa del citado Akieme y de la muralla de cinco defensas rojiblancos. Sin embargo, la pareja ha encontrado los espacios.
Pero el Barça no encontraba el gol. Había salsa, había buena música, pero no eran los zapatos indicados. El Barça no acababa de estar 100% concentrado. Como en el penalti, Frenkie de Jong, que también ha bailado sobre el césped, ha tenido un error que ha provocado la primera gran ocasión visitante. Marco-André ter Stegen, sin embargo, ha solucionado el uno contra uno. Después, salió beneficiado cuando entre Leo Baptistao y Gonzalo Melero pifiaron una jugada clarísima.
Dembélé adelanta al Barça en la reanudación, con un gol de líder…
Todo esto hasta que Dembélé ha dicho lo suficiente. En la reanudación, el francés ha recibido una asistencia-parábola exquisita de Sergio Busquets, que hoy ha cedido el honor de la primera capitanía a Piqué. Y el mismo francés ha hecho lo que Xavi lleva tiempo pidiendo: marcar goles y ser más decisivo. Ha controlado y, con la confianza que él sí tiene, no ha tenido que hacer ningún regate para deshacerse de tres rivales, que precisamente se esperaban un regate, para dar un pase a la red. 1-0.
Después, sin embargo, ha vuelto a hacer una de las suyas. Una buena y tres malas. En un nuevo gran pase, de Jordi Alba, el francés eludió al portero y sentó a dos defensas. Pero cuando tocaba chutar (y mira que ha tenido muchos momentos para hacerlo) no lo ha hecho. Y cuando lo hizo ya era demasiado tarde. Si el Barça no ha sentenciado rápidamente el partido, pues, era porque no se lo ha interesado. Porque más que jugar al fútbol, ha preferido bailar en el last dance de Piqué. Y bueno, los días de fiesta todo se respeta.
… Y un buen Frenkie de Jong sentencia
Quien ha optado por seguir jugando al balón ha sido Jordi Alba. El hospitalense puso un nuevo caramelo dentro del área. Esta vez, a un Ansu Fati que acababa de sustituir a Ferran Torres… y de emularle. Falló. Pero Frenkie de Jong, que completó un partido notable, remató con un disparo enfurecido que quemó la red y el partido.
El 2-0 ha sido definitivo para un Almería que nunca ha sido rival. El Barça, con buenos minutos de los revulsivos Raphinha y Gavi, ni siquiera ha necesitado poner una marcha más para llevarse los tres puntos el día más emocionante de los últimos años. La emoción ha tenido su punto álgido cuando Xavi ha hecho la sustitución.
En el minuto 85, el terrassense ha hecho entrar a Andreas Christensen y retirado a Piqué. Cambio muy significativo, de futuro por pasado. Y mientras, la ovación probablemente ha generado un terremoto. Las 92.605 personas han aplaudido, durante minutos, al que ha sido su pastor durante trece años y medio. Y éste ha abrazado a todos sus compañeros, en el césped y en el banquillo. Los finales felices existen, y los príncipes azules (y semillas) también.
