Con el punto final de la carrera de Gerard Piqué, se termina la carrera de más que un jugador. De un hombre que defendió los colores del mejor Fútbol Club Barcelona. De un futbolista que ha defendido también el nombre del club fuera del césped. De un barcelonista que ha gozado como nadie cada gol anotado en el Santiago Bernabéu. De un jugador que ha llegado a ejercer de presidente, consiguiendo patrocinios. De un deportista que ha levantado más títulos que casi nadie. De un campeón del mundo y de Europa. De alguien que también se ha ganado los corazones de todos. De Piqué: uno de los mejores futbolistas de la historia del Barça y de la selección española.
Los hitos de Piqué con el Barça
Cuesta mucho resumir en unas pocas líneas el porqué de esta grandeza. Sólo la cifra de títulos ganados ya lo expresan. Con los colores azulgranas, Piqué ha levantado tres Champions, ocho Ligas, siete Copas, seis Supercopas españolas, tres Supercopas europeas y tres Mundiales de Clubs. Pero hay más teca. Es nada menos que el central más goleador de la historia de la Champions, por delante de nombres como Sergio Ramos o Ronald Koeman. Además, es el tercer jugador con más títulos ganados con los colores azulgranas. Sumó 30, por los 35 y 32 de Leo Messi y Andrés Iniesta.
Piqué, un barcelonista desde la cuna
A diferencia de los jugadores normales, la carrera de Piqué no empezó en su tardía adolescencia. Comenzó en su niñez. El catalán, nacido a finales de los años ochenta en el barrio barcelonés de La Bonanova, mamó barcelonismo desde la cuna. Y es que, entre otras cosas, su abuelo era un directivo del Barça de entonces. Esto, lejos de darle presión, le hizo fuerte, tal y como ha admitido en varias entrevistas.
El niño Gerard creció y se hizo adolescente. Llevaba la práctica tan exigente del fútbol con mucha naturalidad. Nada se autoexigía, ni tampoco lo hacía nadie de su entorno, a diferencia de lo que suele ocurrir en las familias de los jóvenes que no están muy lejos de la élite. De hecho, junto a los Cesc Fàbregas o Leo Messi, incluso disfrutaba. Lo pasaba bien.
Cuando cambió Cataluña por Inglaterra, con Alex Ferguson esperándole…
En un momento dado, sin embargo, y en un Barça de entreguerras, tras el complicado mandato de Joan Gaspart y antes del prometedor de Joan Laporta, el catalán recibió una llamada del Manchester United. Una llamada que mejoraba todo. Tanto las condiciones económicas como las deportivas. En una época en la que los canteranos no acababan de tener tantas oportunidades como ha ocurrido en ocasiones más futuras, el jugador no dudó y fichó por el gigante de la Premier League.
Allí, empezó con el segundo equipo. Algo normal, ya que todavía no era ni mayor de edad. Sin embargo, su calidad le permitió asomarse al primer equipo, entrenado por el mítico Alex Ferguson. Debutó en octubre de 2004, en un partido de la competición conocida actualmente como Carabao Cup. Por tanto, con sólo 17 años. A partir de entonces, en esa y la siguiente temporada, jugó diez partidos. Pocos, teniendo en cuenta que la dupla de centrales era aquella estelar formada por Nemanja Vidic y Rio Ferdinand.
… Y cuando una cesión al Zaragoza lo consolidó a la élite
Esto provocó quesaliera cedido una temporada en el Zaragoza, para acabar de tener continuidad en la élite. Y dicho y hecho. En una temporada, la 2006/2007, en tierras aragonesas, el catalán se hizo indiscutible, compartiendo defensa en muchas ocasiones con el gran Gabriel Milito, y terminando jugando 28 partidos. En su regreso al United tuvo más opciones, y ganó nada menos que la Champions, compartiendo vestuario con Cristiano Ronaldo.
Pareja con Puyol, el 2-6 y el triplete: el inicio de Piqué en el Barça de Guardiola
Pero como se ha recalcado, esa pareja de centrales imposibilitaba que un jugador tan joven pudiera tener continuidad. Esto, unido al gran cambio de ciclo en el Barça, con la llegada de Pep Guardiola, provocó que la junta directiva de Joan Laporta le repescase. Y lo demás es historia. En ese primer curso, en 2008/2009, ganó el triplete, formando una pareja de centrales histórica con un Carles Puyol que ejerció como maestro, teniendo en cuenta que Piqué no era el jugador más centrado de todos. Pero claro, de calidad iba sobrado.
En ese año de triplete, Piqué se consagró con el gol que marcó en el famoso 2-6 en el Santiago Bernabéu. De hecho, el suyo fue el definitivo. Su celebración enseñando la camiseta a la afición madridista quedó para el recuerdo, demostrando que el jugador era tan barcelonista como antimadridista, algo que suele gustar. Lo que recuerda a otras leyendas, como Hristo Stoichkov o Luis Enrique.
Piqué continuó creciendo en el Barça de Guardiola, lo que supuso muchas cosas. En primer lugar, que se hiciera rápidamente un puesto en la selección española de Vicente del Bosque. Con ella se consolidó muy rápido, formando una pareja de centrales también con Puyol. El idilio fue mayúsculo: después de su segunda temporada en el Barça llegó el Mundial de Suráfrica de 2010, y Piqué fue uno de los 23 jugadores campeones. Fue titular en cada partido, y para el recuerdo queda su imagen con la sangre en boca, en el partido inaugural, contra Suiza.
Piqué se hizo eterno con el doblete de 2011
Los años siguieron pasando, y con ellos, las alegrías. Piqué había llegado a un Barça que acababa de cerrar un año en blanco y el conjunto catalán pasó los siguientes cinco cursos ganando títulos. Otra temporada sublime, probablemente la mejor de la historia, fue la 2010/2011, donde se ganó un doblete con la Champions en Wembley incluida.
Después, sin embargo, en la última temporada de Guardiola, tal y como Piqué ha reconocido recientemente, se produjeron tensiones, fruto de la continua exigencia del de Santpedor, que llegaron a hacer pensar el jugador al dejar la nave. Sin embargo, el técnico se anticipó, y Piqué siguió siendo una piedra angular del Barça.
De la Eurocopa de 2012 al triplete de 2015, pasando por unos años complicados
Tanto fue así, que después de dos años con luces y sombras, y con la Eurocopa de 2012 ganada por medio, donde volvió a ser clave, el Barça ganó un nuevo triplete: el de 2015. Y ahí su antimadridismo acabó de estallar. En la celebración en el Camp Nou del triplete de 2009 ya había entonado el mítico «boti boti boti, madridista quien no bote».
Ahora, en el 2015, agradeció al cantante Kevin Roldán, recordando que «contigo empezó todo». Y es que este cantante había participado en la fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo de esa temporada, el mismo fin de semana en el que los madridistas habían perdido 4-0 ante el Atlético de Madrid. Y, de hecho, a partir de ese momento, el rendimiento de los de Carlo Ancelotti cayó en picado.
La guerra de Piqué con el Madrid… y el Espanyol
Paralelamente, Piqué también había sacado a colación su antiespañolismo. En una zona mixta, el jugador lanzó un dardo al Real Club Deportivo Español, el otro eterno rival del Barça, dirigiéndose al club como «el Espanyol de Cornellà», de forma despectiva y haciendo alusión a que el estadio de los blanquiazules esté en el municipio de Cornellà. También en una entrevista en el programa de Movistar+ La Resistencia hizo mofa diciendo que tenía más dinero que el presupuesto de los pericos de ese año en particular .
Esto estaba siendo un intercambio de golpes, ya que en muchos derbis barceloneses en campo del Espanyol, muchos aficionados le silbaron e incluso le dedicaron pancartas y cánticos desagradables. Y cuando Piqué marcó un gol en el estadio de Cornellà-El Prat, hizo una celebración icónica, llevándose el dedo a la boca para pedir silencio.
A partir de esa temporada del segundo triplete, el Barça siguió ganando títulos, pero la caída del imperio se hizo visible, con los naufragios europeos en Turín, Roma, Liverpool o Lisboa en la retina. Eso sí, Piqué seguía siendo importante. De hecho, lo era cada vez más. Aparte de ser el mejor central de la plantilla, con un Carles Puyol y un Javier Mascherano ya retirados, un Samuel Umtiti con graves problemas físicos o un Clemente Lenglet de más a menos, también adquirió relevancia fuera del césped.
Cuando nació el Piqué empresario
Como se ha dicho, él ató el patrocinio que el Barça de Josep Maria Bartomeu consiguió con la empresa japonesa Rakuten. Además, creó la empresa Kosmos, con la que revolucionó el formato de la Copa Davis de tenis o produjo el polémico reportaje de Antoine Griezmann La Decisión. Incluso compró Andorra, ascendiéndole a la Segunda División española. Recientemente también ha protagonizado la polémica del traslado de la Supercopa a Arabia Saudí.
Fue una época, pues, en la que se destapó también como empresario. Una cuestión muy discutida por muchos sectores de la opinión pública: ¿tiene derecho un jugador del Barça a tener otra vida como empresario, durante su tiempo libre? ¿Tiene derecho a hacerlo durmiendo pocas horas, tal y como él mismo reconoció? Sea como fuere, su rendimiento seguía siendo sensacional en el césped. De hecho, su retirada de la selección española, después de la Eurocopa de 2016 y con mucho fútbol por delante, le permitió tener más tiempo libre para poder realizar estas tareas.
El desastre del 2-8 y la declaración de Piqué que lo dice todo
Ahora, sin embargo, el Barça ha iniciado un nuevo ciclo. El desastre del 2-8 acabó provocando que Bartomeu dimitiera y que Laporta volviera. El día de ese 2-8, justo después del nefasto partido, Piqué recalcó en la prensa que, si era necesario, se marchaba del club. Dos años después de ese momento, con el citado Laporta al cargo de presidente, y las famosas palancas activadas, han llegado dos grandes centrales al equipo: Jules Kounde y Andreas Christensen. Esto, unido al rendimiento espectacular de Ronald Araujo y la apuesta de Eric Garcia, han provocado que Piqué pasara al ostracismo.
Hay que remarcar que la pasada temporada, pese a que jugó muchos partidos con molestias en el abductor, fue uno de los mejores jugadores de la plantilla. Ahora, con 35 años, era ya el quinto central. Pero la cosa se fue definitivamente al garete cuando, aprovechando las lesiones, jugó el decisivo partido de Champions contra el Inter y tuvo un grave error que fue el principio del final en la competición. El partido siguiente, en el Camp Nou, la afición dictó sentencia, con una pitido sin precedentes cuando salió los últimos quince minutos y casi cada vez que tocó l esférico.
Este próximo fin de semana, pues, se apagará una de las estrellas azulgranas que más brillo ha tenido nunca. Más que un jugador. Más que un hombre. El probablemente futuro presidente de la entidad. Un barcelonista, antimadridista y antiespañolista. Un protagonista de debates y de mil y una bromas. Sincero, honesto e inteligente como nadie. Rompe-paradigmas. Fugador de tópicos. Un jugador por lo que ha merecido la pena pagar entradas y mirar emisiones de Periscope o Twitch y entrevistas. Piqué disputará su último partido ante el Almería, rival que, precisamente, fue el último equipo contra el que su amigo y otra leyenda azulgrana, Carles Puyol, jugó. Long life, Gerard!
