Adama Traoré se ha ganado el corazón del barcelonismo. Su debut ha sido inmejorable. En el partido de Liga contra el Atlético de Madrid en el Camp Nou, que terminó con una contundente victoria azulgrana, el extremo catalán fue de los jugadores más destacados del Fútbol Club Barcelona y participó de muchas jugadas de ataque, hasta el punto que llegó a repartir una asistencia. Durante los sesenta minutos que estuvo sobre el terreno de juego, Adama ofreció una pequeña muestra de su mejor calidad: la explosividad. Corrió, dribló y dejó atrás a todos los rivales, sobre todo Mario Hermoso, quien acudió esa noche seguro que tuvo pesadillas con el futbolista de L’Hospitalet de Llobregat.
Unos días después de su debut, el diario Marca ha entrevistado a Jordi Condom, el encargado de ficharle por el Barça en el 2004, cuando Adama sólo tenía ocho años. Aunque era un niño, todo lo que cuenta Condom hace que sea mucho más fácil de entender cómo es que ahora es un jugador tan fuerte, rápido y musculado. En primer lugar, cuando todavía era jugador de Hospitalet, su observador asegura que «era capaz de llegar a cazar un disparo del portero sin que tocara el suelo, aunque estuviera al lado del portero». Por tanto, en este sentido, la velocidad de Adama tiene un importante componente genético. De hecho, llegó a ser el jugador más rápido de la Premier League en algunas temporadas.
Sin embargo, la fuerza y la tonificación sí que han sido muy trabajadas. Tanto es así, que Condom afirma que «algunas veces debía regañarle para que dejara de hacer flexiones cuando sólo era un benjamín». Esto, en un niño de ocho años, no es nada normal. Al día de hoy, basta ver sus brazos, por ejemplo, para darse cuenta de que tiene un cuerpo que se parece más al de un culturista que al de un futbolista. Sin embargo, Adama es capaz de aprovechar estas aptitudes para el deporte que practica y sabe combinar una buena capacidad de driblar con la fuerza y la velocidad adecuadas para que no le tomen la pelota o lo tiren al suelo.
