Después de cuatro días de infierno, la odisea de Lluís Cortés i Jordi Escura ha acabado. El técnico catalán de la selección ucraniana femenina de fútbol y el preparador físico andorrano han aterrizado en Barcelona después de que el jueves 24 de febrero por la mañana, cuando empezó la invasión rusa en Ucrania, iniciaran una aventura llena de dificultades para huir del país y volver a casa. Finalmente, después de cruzar la frontera y entrar en Polonia, Cortés y Escura han podido coger un avión hasta Cataluña que les ha dejado al aeropuerto del Prat, donde se han podido reencontrar con sus familias. Las cámaras de la Cadena COPE han captado el momento emotivo en el cual el entrenador de Balaguer ha abrazado sus seres queridos.
Lluís Cortés, reportero de guerra
Durante estos cuatro días, Cortés se ha convertido en un auténtico reportero del éxodo de refugiados, a pesar de que él ha recordado que «ni zoco reportero, ni he querido serlo». Ha narrado toda su fuga, desde el momento en que tomaron la decisión de marchar y consiguieron una furgoneta para hacerlo, hasta su llegada en Barcelona, pasando por horas de cola a la carretera, trenes llenos de gente muerta de miedo y muestras de apoyo por todas partes donde pasaba. Cómo él mismo ha destacado, la compañía en todo momento de su amigo y colega de trabajo Jordi Escura ha estado fundamental para mantener la calma y el buen humor, dos atributos que no han perdido en ningún momento, tal y como ellos mismos han demostrado día detrás día.
Una reflexión final
Después de su llegada en Barcelona, Cortés ha querido expresar su agradecimiento con todas las personas que le han hecho la fuga más fácil, del mismo modo que ha agradecido todas las muestras de apoyo que ha recibido de todo el mundo. De hecho, él mismo ha explicado que relatar todo el que ha vivido, lo ha ayudado a llevarlo mucho mejor. Finalmente, ha pedido todavía más ayuda para todas las personas que no han tenido tanta suerte como él y continúan atrapadas en Ucrania: «El importante es sacar de allí los que todavía quedan y que este sin sentido acabe cuanto antes mejor».
