Rafa Nadal ha demostrado que no solo es uno de los mejores tenistas de todos los tiempos, sino que también es uno de los mejores deportistas de la historia. Guste más o menos su estilo, sus opiniones fuera de pista o su personalidad, la proeza de ganar Roland Garros por decimocuarta vez, que a la vez supone el vigésimo segundo Grand Slam de su carrera, es de unas dimensiones que, objetivamente, le situán en un estadio casi inhumano. Pero esto no es todo, lo que es todavía más increíble es que Nadal ha conseguido este triunfo con una lesión crónica y degenerativa en el pie izquierdo, conocida como enfermedad de Müller-Weiss, la cual lo obligó a retirarse del circuito durante un tramo de la temporada pasada y le ha dado grandes problemas este curso.
Rafa Nadal gana su decimocuarto Roland Garros con una grave lesión en el pie
Ahora bien, el tenista de Manacor ya fue capaz de llevarse lo primero Grand Slam del año, el Open de Australia, y dejó claro que, por mucho que tenga esta lesión, si él llega a un campeonato, su objetivo siempre será ganarlo. Después de caer derrotado con claridad en los octavos de final del último torneo, el Masters 1000 de Roma, incluso se puso en entredicho su participación en Roland Garros y abrió la puerta a una retirada prematura. En aquel momento dijo que el pie le hacía tanto mal que no sabía si sería capaz de llegar en condiciones a Grand Slam de París o de continuar jugando a tenis, pero el cierto es que ha arrasado y se ha llevado el título.
Uno de los partidos más importantes de este Roland Garros ha estado a los cuartos de final, cuando venció el número uno del mundo Novak Djokovic. Entonces, todo el mundo se preguntó cómo había podido conseguir esta proeza si hacía pocos días no podía ni andar por la sala de prensa a causa de la enfermedad de Müller-*Weiss. Los periodistas también le hicieron llegar esta duda, pero en aquel momento no quiso revelar su secreto. Dijo que hasta que no acabara la competición no diría como se lo había hecho para poder ser competitivo a París.
El secreto de Nadal: jugar con el pie dormido
Ahora que ya se ha llevado Roland Garros, Nadal ha cumplido su prometida y ha resuelto el misterio: «La única manera de poder jugar era durmiendo el pie. Hacer un bloqueo a distancia de los nervios con inyecciones de anestesia. El pie se queda sin sensaciones ni sensibilidad. El pie no puede empeorar, pero esto comporta el riesgo de hacerme daño en alguna otra parte del cuerpo». Es decir, Nadal ha jugado todo Grand Slam sin notar su pie izquierdo, cosa que, sin ningún tipo de duda, hace que su gesta parezca de otra galaxia.
Aun así, esta solución ha estado solo una emergencia para poder disputar este torneo. De momento, no hay ningún tipo de remedio a esta enfermedad crónica y degenerativa, así que lo más probable es que se retire pronto: «No puedo seguir jugando con el pie dormido, se tiene que encontrar una alternativa. Me encantaría continuar compitiendo, así que la próxima semana hablaré con varios médicos para contemplar opciones. Recibiré un tratamiento de infiltraciones que espero que me ayude». Así pues, Nadal ha descartado repetir esta estrategia a largo plazo. Podría plantearse hacer el mismo en Wimbledon y al Open de los Estados Unidos, los dos Grand Slams que quedan en esta temporada, pero si no funciona el tratamiento en cuestión, el de Manacor dejará el tenis.
