El tenista serbio Novak Djokovic hace ya unos cuantos días que se ha visto obligado a abandonar Australia, donde había viajado para disputar la Open homónimo, y volver a su país de origen. El gobierno oceánico no lo ha dejado entrar, puesto que no reúne los requisitos mínimos para hacerlo, como es tener el pasaporte Covid, es decir, tener la pauta completa de vacunación contra el coronavirus. Djokovic se ha postulado siempre como enemigo de esta campaña de vacunación y ha hecho bandera de aquello que se conoce como antivacunas. Sus intentos de demostrar que podía entrar en Australia para cumplir con alguna de las exenciones médicas existentes han estado infructuosos y más bien sospechosos, con lo cual no ha ni recorrido la sentencia judicial.
Ahora, este caso que se ha vuelto tan mediático, revela nuevos detalles al respeto, puesto que los tres jueces que, por unanimidad, tomaron la decisión de deportarlo después de que el ministro de Inmigración, Alex Hawke, le retirara el visado, expliquen el motivo real que hay al fondo de la cuestión. El caso es que no solo han deportado Djokovic por su negativa a vacunarse, sino que también han querido que el ejemplo de Djokovic no sirva como modelo a seguir para la sociedad: «Una estrella icónica del tenis mundial puede influir en personas de todas las edades, sobre todo en los más jóvenes, que podrían intentar imitarlo». Por lo tanto, la sentencia ha estado especialmente firme porque la gente entienda cuál es la importancia de la vacunación.
El serbio, pero, continúa protagonizando imágenes muy polémicas relacionadas con la pandemia, puesto que fue cazado en el vuelo de vuelta en Serbia sin la mascarilla. Además, está poniendo su carrera en peligro, puesto que la organización de Roland Garros, Grand Slam de París, lo ha advertido que no competirá si no se vacuna.
