Después de que el ministro de Inmigración australiano Alex Hawke haya tomado la decisión de volver a cancelar el visado del tenista serbio Novak Djokovic, las autoridades del país oceánico lo han detenido a la espera de que tenga lugar la audiencia definitiva, en la cual se podría pedir su deportación de forma inminente. Esta vista tendrá lugar durante la madrugada del sábado 15 de enero al domingo 16 de enero, hora catalana, y lo más probable es que la decisión final sea negativa para el tenista. Aun así, continuará teniendo la posibilidad de recorrer esta sentencia e intentar pedir una medida cautelar para disputar, mientras tanto, el Open de Australia. El caso, sin embargo, se pone cada vez más complicado por los intereses de Nole.
Hay que recordar que el caso Djokovic ha sido marcado por las dudas, las sospechas y las contradicciones desde el mismo momento en que se lo dejó en libertad del hotel donde había sido retenido en Australia. Él justificó una exención para poder entrar al país, puesto que dijo que dio positivo en una prueba PCR el 16 de diciembre. Aun así, aparecieron fotografías en que se lo veía en actos públicos y sin mascarilla en días inmediatamente posteriores. Esto obligó el tenista a admitir que se había saltado el confinamiento y que había sido «un error».
Pero más allá de esta confesión, todavía quedan temas para resolver. Por un lado, el periodista Ben Rothenberg reveló que el resultado de la prueba PCR que presentó al juicio habría sido falsificada y que en vez de positivo, era negativo. En caso de que quiera recorrer la sentencia y se demuestre que falseó pruebas, podría enfrentarse a una sanción de tres años sin jugar a tenis por parte de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Además, también viajó al Estado español a finales de diciembre, cosa que no dijo en Australia en ningún momento y que también habría impedido su acceso en el país oceánico, puesto que así lo dictamina su normativa para combatir la pandemia de la Covid-19.
