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El Paris Saint-Germain ha caído eliminado de nuevo en la Champions League. Lo ha hecho mucho antes de lo que Nasser Al-Khelaïfi y el resto de dirigentes esperaba. De hecho, éstos han confeccionado una plantilla digna de competir por ganar el trofeo, al menos en el papel. Por tanto, decir adiós a la competición en los octavos de final será una losa dolorosa para los octavos de final.

El PSG es ya campeón, virtualmente, de la Ligue 1 francesa. Allí sí que no tienen, prácticamente, rival. Desde que los qataríes adoptaron las riendas del club francés en 2012, y sin contar la primera temporada, la 2011/2012, en la que no estuvieron desde el principio, sólo en dos ocasiones se han quedado sin levantar el título de liga. Fue en 2017, en detrimento del AS Mónaco, y en 2021, en detrimento del Lille. Han ganado, pues, ocho de diez, y por tanto siempre dan por hecho que ganarán el trofeo contra equipos muy inferiores en términos económicos.

Por tanto, su atención gira en torno a la Champions. Esto implica mucha presión. Implica que ganar la Ligue 1 y llegar a las instancias finales en la Champions no sea suficiente. En términos resultadistas, una temporada como la que hizo el Barça de Pep Guardiola en la 2009/2010, habiendo ganado la liga doméstica con 99 puntos (aunque aquella tiene muchísimo mérito, por nivel) y logrando las semifinales de la Champions, nunca satisfaría a este PSG.

Esto significa que, después de casi diez temporadas enteras en el PSG, la dirigencia qatarí nunca haya terminado del todo satisfecha. Y es que ya han caído eliminados diez veces de la Champions. Han sufrido diez decepciones en el torneo que sueñan día y noche con ganar. Además, en muchas de ellas el cómo también ha hecho daño. Como en la noche de ayer, muchas derrotas europeas han llegado fruto de dolorosas derrotas. ¿Cómo han sido exactamente estos naufragios?

Un Messi mermado físicamente llegó a tiempo para eliminar el PSG de Ancelotti, junto a Pedro

Corría la temporada 2012/2013 cuando el sorteo de los cuartos de final de la Champions emparejó a los parisinos con el Fútbol Club Barcelona de Tito Vilanova. Éste, que venía de remontar meritoriamente el AC Milan, logró un resultado agridulce en el Parque de los Príncipes. Tras llegar a las postrimerías con un 1-2, el PSG empató gracias a un error de Víctor Valdés. En la vuelta, el PSG se puso por delante con un gol de Pastore. Leo Messi llegaba al choque mermado y no empezó como titular. Pero Tito le sacó a calentar. Esto inquietó mucho a los franceses. Cuando el argentino ingresó en el campo, el partido cambió. Él mismo produjo la jugada que propició el empate, obra de Pedro Rodríguez, y la eliminación del PSG. Una eliminación como todas dolorosa, pero que podía entrar en sus planes.

Primera remontada en contra, obra del Chelsea de Mourinho

El año siguiente, después de que Carlo Ancelotti enfilara hacia el Real Madrid, el PSG contrató a Laurent Blanc. Tras eliminar al Bayer Leverkusen en los octavos de final con un global de 6-1, en cuartos se toparon con el Chelsea de la segunda etapa de José Mourinho. Tras ganar la ida por 3-1, con goles de Ezequiel Lavezzi, David Luiz en propia portería y de nuevo Pastore, contrarrestando así el de Eden Hazard, en la vuelta sufrieron la primera remontada en contra Los blues se impusieron por 2-0, con un gol de André Schürrle y otro, en el minuto 87′, de Demba Ba.

Cuando dos obras de arte de Luis Suárez sentenciaron al PSG

En el 2015 vengaron la derrota mencionada eliminando, gracias a la regla del valor añadido de los goles fuera de casa, al Chelsea, con un global de 3-3 en los octavos de final. Pero en la siguiente ronda esperaba un Barça de Luis Enrique estelar. Aquel equipo pasó por encima de los de Blanc. El Barça dejó la eliminatoria sentenciada, con un 1-3 y con dos auténticos golazos de Luis Suárez, ambos sucedidos tras dos caños al defensa del PSG David Luiz. En el Camp Nou, un 1-1 fue suficiente para que el Barça firmara una nueva eliminación parisina.

El PSG vuelve a caer en los instantes finales de un partido de vuelta, a costa de un Manchester City apático

La temporada 2015/2016, el PSG de Blanc nuevamente eliminó en los octavos de final al Chelsea. Y con solvencia, con un 4-2 favorable en el global de la eliminatoria. En los cuartos de final, un Manchester City apático de Manuel Pellegrini, que nada tenía que ver con el actual de Pep Guardiola, eliminó a los parisinos. En la ida, en el Parque de los Príncipes, franceses y británicos empataron 2-2. En la vuelta, en el Etihad Stadium, en un partido muy disputado, finalmente Kevin de Bruyne impuso a los suyos con un gol a falta de quince minutos para que el árbitro señalara el final. Una nueva derrota en la orilla.

La estocada más dura, con el 6-1 protagonizado por Neymar Jr y Sergi Roberto

A partir de la nueva decepción, el PSG abrió un nuevo ciclo. Después de tres años con Laurent Blanc, Al-Khelaïf y compañía contrataron a Unai Emery. El vasco venía de ganar tres Europa League con el Sevilla y, por tanto, de demostrar su valía en eliminatorias europeas. Y era justo la asignatura pendiente de un PSG que ya tenía una gran plantilla, con Edinson Cavani como killer. Tras quedar segundos de grupo, por detrás del Arsenal, un sorteo caprichoso les emparejó, de nuevo, con el Barça de Luis Enrique. Pero era un Barça relativamente de capa caída.

Tanto fue así que, en la ida, los parisinos, liderados por un Ángel di María espléndido, ganaron por 4-0. La eliminatoria parecía sentenciada. El partido de vuelta en el Camp Nou, a ojos franceses, debía ser un trámite. Pero Luis Enrique confiaba públicamente en la remontada. Y, cuando Luis Suárez adelantó a los azulgranas en los primeros instantes de partido, las cosas se les complicaron mucho. En la reanudación, después del descanso, perdían 3-0 y estaban a un gol de tener, incomprensiblemente, la eliminatoria igualada. Cavani marcó un gol valioso para poner el 3-1 provisional, pero con una actuación de época de Neymar Jr y un gol histórico de Sergi Roberto, el partido terminó con un 6-1, y con el PSG, de nuevo, fuera de Europa casi a las primeras de cambio.

Cuando el tren madridista de Cristiano Ronaldo y Zinedine Zidane atropelló al primer PSG de Mbappé y Neymar

En verano de 2017 el PSG abrió un nuevo ciclo. No en términos de entrenador, pero sí de plantilla. Con dos inversiones multimillonarias, los dirigentes qataríes se llevaron los dos grandes nombres de la Champions anterior. Ficharon a la estrella emergente del equipo revelación, el AS Mónaco, que llegó, contra todo pronóstico en las semifinales de la competición, y el jugador verdugo de su equipo en los octavos de final de la misma. Firmaron a Kylian Mbappé y Neymar Jr, con el objetivo de, por fin, competir con garantías en las grandes noches. De ser superiores a sus rivales, con cracks.

Después de hacer una fase de grupos sublime, quedando primeros de grupo por delante del Bayern de Munich de Ancelotti, tuvieron la mala suerte de quedar emparejados, en los octavos, con el Real Madrid bicampeón de Europa. Y el equipo blanco les pasó por encima. En la ida, en el Santiago Bernabeu, tras adelantarse en el marcador con un gol de Adrien Rabiot, los de Zinedine Zidane les remontaron con dos goles de Cristiano Ronaldo y uno de Marcelo. Dos de estos tres goles se produjeron en los últimos minutos del encuentro, y por tanto nuevamente en un tramo de relajación. Murieron en la orilla de nuevo, ya que el 1-1 provisional en el minuto 82′ les favorecía mucho.

En la vuelta, después de luchar, no hubo más historia cuando el propio Cristiano Ronaldo adelantó a los suyos. El partido terminó 1-2. No fue la derrota más dolorosa, puesto que era esperada. El equipo de Al-Khelaïfi sentía que estaba fuera, pero que había aprendido a competir. Que salía reforzado. No hubo esa vez mal ambiente en la capital francesa.

Una decepción histórica, con nueva remontada en contra, ante un Manchester United en horas bajas

En la temporada 2018/2019 el PSG del recién llegado Thomas Tuchel superó una de las fases de grupos más exigentes en muchos años. Quedaron primeros, por encima del Liverpool que acabaría siendo campeón, del Nápoles y del Estrella Roja. De cara a los octavos de final, les tocó un Manchester United en horas bajas. Esto quedó demostrado cuando en la ida, en Old Trafford, y liderados por Mbappé, los franceses se impusieron por 0-2, fácilmente. Parecía que ya estuviera hecho.

Sin embargo, el PSG acabó sufriendo la enésima frustración europea. Hubo una nueva remontada, contra un equipo a priori muy inferior. Y en casa. Tras llegar al final con un 1-2 desfavorable, tras el doblete del belga Romelu Lukaku, los franceses cometieron un penalti en el tiempo añadido, que les condenó. Marcus Rashford batió a Gianluigi Buffon, que había llegado para sumar experiencia pero que cometió un error flagrante esa noche y, con el 1-3 final, volvió a quedar fuera al PSG.

Por fin el PSG creció y alcanzó su techo, pero no fue suficiente ante un Bayern exuberante

En el año del confinamiento, el PSG se lo creyó en gran medida y, por fin, saboreó una final de la máxima competición europea. Después de que la UEFA decidiera aislar a todos los equipos supervivientes en la competición en Lisboa, por motivos sanitarios, y que disputaran las eliminatorias a un solo partido para así agilizarla, el PSG, con Tuchel, dejó por el camino al Borussia Dortmund de Erling Haaland, a la Atalanta del Papu Gómez gracias a una exhibición de Neymar Jr, aunque in extremis, y, en las semifinales, a un muy buen RB Leipzig, con una goleada por 3-0, que acababa de eliminar al Atlético de Madrid.

El PSG se plantó en la final. Pero tocaba un Bayern de Múnich temible, que acababa de endosar un 2-8 al Barça o un 2-7 al Tottenham. Sin embargo, Mbappé y compañía hicieron partido. Finalmente, los bávaros ganaron el trofeo, gracias a un solitario gol de un jugador surgido de la cantera parisina: Kingsley Coman. Parecía, sin embargo, que el PSG había aprendido cuál era el camino.

Dos venganzas parisinas… pero una exhibición del City de Guardiola y, de nuevo, adiós

La 2020/2021 fue la temporada de las venganzas. El PSG cambió, incomprensiblemente, aunque por discrepancias con él, a Tuchel por un Mauricio Pochettino que hacía poco había sido finalista de la Champions con el Tottenham de forma muy meritoria. ¡Pero con el alemán acababan de llegar a una final continental! Sin embargo, los de Pochettino se exhibieron en el Camp Nou, en los octavos de final. O mejor dicho, Mbappé. El francés hizo un hat-trick al Barça de Ronald Koeman, para llevarse un 1-4 inapelable a París. Allí, los azulgranas plantaron cara, pero el 1-1 final no fue suficiente.

En cuartos, volvieron a vengarse. Lo hicieron contra el Bayern, que les había derrotado en la anterior final de la competición. Los alemanes llegaban, eso sí, con una baja muy sensible. Robert Lewandowski no disputó ningún minuto de la eliminatoria, por una lesión. Los de Pochettino lo aprovecharon. Se impusieron por 2-3 al Allianz Arena, con un doblete de Mbappé. Y, en la vuelta, la resistencia francesa permitió que el resultado se quedara sólo en un 0-1 visitante.

El PSG, gracias a la regla del valor agregado de los goles fuera de casa, pasó a las semifinales… y tocaba el Manchester City esta vez de Pep Guardiola. En el duelo de los ricos, los citizens ganaron el primer acto por 1-2, remontando (¡sí, una nueva remontada en contra del PSG!) un gol inicial de Marquinhos. La vuelta fue un monólogo de los del técnico catalán que, gracias a un doblete de Riyad Mahrez, pasaron a la final.

El día de la marmota y el día de Benzema: nueva remontada en contra y nueva decepción, ya con Leo Messi en la plantilla

Todo esto ha ocurrido hasta que se ha llegado a la décima decepción de Al-Khelaifi. Después de que el pasado verano no permitieran a Kylian Mbappé fichar por el Real Madrid pese a la millonaria oferta que hizo Florentino Pérez y que el francés terminara contrato el año siguiente, el destino y un sorteo rocambolesco unió los caminos de españoles y franceses. El PSG, de nuevo, había abierto un ciclo, con un gran mercado veraniego de fichajes, sobre el papel, con la continuidad mencionada de Mbappé y las incorporaciones de Leo Messi, Sergio Ramos, Achraf Hakimi o Gianluigi Donnarumma. En la ida de los octavos ante el Madrid, el PSG jugó un señor partido. Cerró a los de Ancelotti en su campo, y éstos nunca inquietaron a Gianluigi Donnarumma.

En la vuelta, después de un buen primer tiempo dominado con un 0-1 en el marcador y un 2-0 favorable en el global de la eliminatoria, el PSG relajó y asustó ante el empuje madridista. Primero lo hizo Donnarumma, prácticamente regalando el empate a Benzema. Después, todo el equipo, no sabiendo cómo reaccionar al descalabro. Y, finalmente, el experimentado central Marquinhos, regalando de nuevo el balón a Benzema para que el francés hiciera el definitivo 3-1. Es la suerte del campeón de unos, y la ternura de los inexpertos y sin proyecto de los demás.



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