Es complicado ganar una eliminatoria si no se marcan goles en 120 minutos. Pero es imposible si no se hace esto en la tanda de penaltis. Es un buen equipo, pero no sabe ladrar y mucho menos morder. España se ha despedido del Mundial en la ronda de octavos, después de una tanda de penales fatídica, que ha acabado con un desastroso 3-0 adverso. El Marruecos ha secado los ibéricos durante el partido, y el portero Yassine Bounou se los ha acabado comiendo. España ha dominado y ha querido, pero no ha podido. No ha tenido ninguna contundencia ofensiva, y los africanos lo han agradecido. En la tanda de penaltis, España lo ha fallado literalmente todo y ha caído eliminada.
España ha dominado la pelota siempre, pero nunca ha hecho daño
En la primera mitad, las intenciones de Luis Enrique han ido floreciendo con el paso del tiempo. Marruecos ha empezado con un bloque medio, pareciendo al que el Japón estableció en la segunda mitad del partido de la fase de grupos. Han imposibilitado que la piedra angular del equipo ibérico pudiera aparecer. Sergio Busquets estaba enjaulado por el delantero En-Nesyri y el centrocampista Amrabat. Por lo tanto, en los primeros minutos España solo conseguía generar peligro en la presión después de la pérdida. Los africanos han cometido errores en la salida de pelota, empezando por el portero Yassine Bounou, que los podrían haber costado caros.
Aun así, la preocupante carencia de contundencia ofensiva española los ha salvado. En el ecuador del primer acto, un capital Jordi Alba ha puesto un caramelo a Marco Asensio, con un pase por aire que ha eludido la contundente línea defensiva rival, pero el balear lo ha culminado con un chut al lateral de la red. Esto ha sucedido en una señora banda izquierda, con el lateral hospitalenc y un Dani Olmo siempre peligrosos. Una banda izquierda que ha contrastado mucho con la derecha. Marcos Llorente ha tenido dificultades como lateral.
Y esto lo ha disfrutado Marruecos. Especialmente Boufal. El extremo izquierdo ha llevado el peso ofensivo de los suyos, y ha generado peligro. Ha participado en la más importante de los suyos en el primer tiempo, en una jugada que ha acabado con un cabezazo alto del defensa Aguerd.
Ejercicio de intensidad de Gavi
El estilo de Luis Enrique se ha acabado imponiendo, porque los veinte minutos siguientes Marruecos se ha cerrado, y han podido aparecer Pedri y Gavi. El andaluz estaba siendo lo mejor español, puesto que estaba jugando con la intensidad que unos octavos de final requieren. La pelota ya corría más rápida y en una zona más peligrosa. Pero la carencia de contundencia mencionada en los últimos metros ha privado el gol.
En la segunda parte, España ha mejorado sus prestaciones sustancialmente. Luis Enrique ha establecido una rotación interesante por la derecha, con Llorente situándose en una posición más alta en ataque, para potenciar su sociedad con Ferran Torres. Pedri, que se ha acabado intercambiando la posición con Gavi, también ha tomado más relevancia, y
El canario ha mejorado la circulación y ha instaurado una mayor creatividad, que es una de las cosas que estaba faltando. España continuaba teniendo el partido donde quería. Incluso tenía muy dominados los Achraf Hakimi, Hakim Ziyech, el revulsivo Abde y compañía al contraataque. Geniales Jordi Alba i Dani Olmo aquí.
Las entradas de Morata y Nico Williams agitan el ataque español
Pero nada. Faltaba contundencia ofensiva, ante este laberinto de pasillos propio de zoco de Marrakech. Para intentar remediarlo, el seleccionador ha introducido Álvaro Morata. El delantero que abrió la lata contra Alemania y contra Japón, en partidos también complicados. En su primera pelota, ha obligado Aguerd a hacer una acción defensiva espectacular, lanzándose a tierra para evitar el mano a mano con Bounou. España estaba, por fin, algo más vertical.
Más vertical, y también más imprevisible, con la entrada de Nico Williams por Ferran Torres. Era un cambio obligado, porque el valenciano ha estado irregular. Y lo pamplonès, agitador por excelencia, ha generado mucho peligro en sus dos primeras acciones. Pero agua. A la verticalidad y a la imprevisibilidad los faltaba la contundencia ofensiva. Morder o, como mínimo, ladrar.
España juega como los ángeles en el medio del campo, sí. Es la mejor selección en esta parcela. Pero en ataque hay al menos cuatro combinados mejores (lo Brasil, Francia, Inglaterra y la Argentina). Cómo puede ser que en muchas centradas solo estuviera Morata dentro de la área, para rematar, contra un ejército de jugadores marroquíes?
Las cosas han ido transcurriendo con este guion. España ha tenido algún susto, y a cambio ha provocado uno de gordo en la última jugada de los primeros noventa minutos reglamentarios, obligando Bounou a lucirse en un servicio de falta envenenado. Pero finalmente no ha habido goles. España ha querido, pero no ha podido. Ha dominado, pero ni siquiera ha generado ocasiones peligrosas. Fácil para el Marruecos. Así que tocaba la prórroga.
España no ha podido inquietar Bounou, y la prórroga ha llegado
Una prórroga con el mismo sello de Luis Enrique. A excepción de unos primeros minutos fríos, el equipo del asturiano ha buscado la victoria con buen fútbol. Las entradas de los azulgranas Ansu Fati y Alejandro Balde han oxigenado el equipo en detrimento de los exhaustos Olmo y Alba. El lateral lo ha hecho bien, pero el delantero ha estado discreto.
Las sustituciones de Walid Regragui también han tenido efecto. Con ellas, los africanos han perdonado el gol de la victoria, a los ciento minutos y pico, en un contraataque lanzado por Ounahi, culminado por Cheddira y salvado por Unai Simón. Después, el delantero ha tenido otra que ha resuelto Rodri Hernández, muy correcto hoy.
Hablando de sustituciones, España ha tenido una de nefasta. Carlos Soler ha sustituido el grande Gavi, y no ha generado ninguna situación positiva. No ha estado a la altura. Poca intensidad, desacierto y pelotas que no se pueden perder. Y encara hablando de sustituciones, el efecto Morata se ha acabado diluyendo. El madrileño ha arruinado un contraataque en el cual podía dejar Ansu Fati en una buena posición para abrir la lata. Sus compañeros tampoco lo han acabado de buscar mucho.
En la ultimíssima jugada del partido, en el minuto 123, con todo Marruecos cerrado y toda España a la olla, se ha produit una jugada que escenifica esta selección española. Pablo Sarabia, en un posible fuera de juego, ha recibido una pelota de oro, a solas. Tenía poco ángulo, pero suficiente como para rematar a portería. Pues bien, lo ha acabado chutando al córner. Se lamentaba Luis Enrique, y tocaban los penaltis.
Desastre absoluto de España a la tanda de penales
Y en los penaltis, Marruecos se ha comido España. Pablo Sarabia (que había entrado para chutar un penalti), Carlos Soler i Sergio Busquets han fallado todos los penaltis españoles. El primero ha ido a parar al palo. Los otros, a manos del héroe marroquí, Bounou. Una losa demasiado grande. Unai Simón ha hecho los deberes al parar uno, pero los otros tres han ido para adentro, con mucha seguridad.
Ha fallado Badr Banoun, pero han convertido Abdelhamid Sabiri, Hakim Ziyech, y Achraf Hakimi. El ex madridista ha definido con un toque delicioso al estilo Panenka. Han accedido a cuartos no quienes mejor han tratado la pelota, pero sí los más buenos en el cómputo global de las dos horas y media de acción. España vuelve a sufrir una gran decepción mundialista, después de Brasil 2014, donde cayó en la fase de grupos, y de Rusia 2018, donde cayó también en una tanda de penaltis en los octavos de final, contra los anfitriones. España tiene mucho de futuro, pero un presente desolador.
Por su parte, Marruecos acaba de hacer historia. Es la primera vez que logran unos cuartos de final de un Mundial. Después de liderar un grupo con Bélgica y Croacia, aspiran, a la vez, a firmar la mejor participación africana en una Copa del Mundo. Lo harían si llegaran a las semifinales. Portugal o Suiza esperarán en los cuartos.
