Lo Mundial de Qatar se está calentando. Mientras el componente deportivo se acerca a la parte decisiva del torneo, el componente extradeportivo está entrando en ebullición. Este martes, en la previa del partido ya de por sí polémico -por cuestiones geopolíticas-, peligroso -por las amenazas del régimen iraní a sus jugadores- y decisivo a efectos clasificatorios que disputarán los Estados Unidos e irán, la policía qatariana ha expulsado del estadio un forofo que simplemente lucía un brazalete con los colores del Arco iris y que, por lo tanto, representa el colectivo LGTBIQ+.
Es verdad que hay una norma de la FIFA que prohíbe la entrada a los estadios de cualquier objeto con textos o imágenes que incluyan mensajes políticos, ofensivos o discriminatorios. Aun así, un brazalete con los colores del Arco iris no responde a ninguno de estas premisas. No contiene ningún mensaje político, ofensivo o discriminatorio. Simplemente representa un conjunto de personas. Si una persona tiene derecho a entrar una bandera de un país a un estadio, también tendría que tener el derecho a entrar la bandera del colectivo LGTBIQ+.
La FIFA, cómplice de todos los males del Mundial de Qatar
Además, es especialmente grave que quién haya intervenido no haya sido la seguridad del estadio, sino la policía. Esto vuelve a abrir el debate que la FIFA otorgó una Copa del Mundo a un país con unas leyes deplorables. Dio la Copa del Mundo a unos organizadores lo CEO de los cuales, Nasser Al-Khater, argumentó, meses antes de que empezara el torneo, que los homosexuales eran bienvenidos siempre y cuando respetaran y no tuvieran muestras de afecto en público.
Esto ha sucedido menos de veinticuatro horas después de que un espontáneo hubiera irrumpido un partido, el Portugal-Uruguay también de fase de grupos, con una bandera precisamente del colectivo LGTBIQ+. Por lo tanto, mientras las grandes instituciones priorizan el dinero a los valores y los derechos humanos, afortunadamente hay personas que luchan para revertir el blanqueo del régimen catarí y que aprovechan estos días para reivindicar. A estas alturas no se conoce la situación del manifestante aparentemente estadounidense. Ojalá todo acabe quedando en un susto. Sea como fuere, la FIFA tendrá que pedir perdón por todo esto.