El Dibu Martínez ha sido uno de los grandes artífices de la Copa del Mundo que la selección de Argentina ha ganado por tercera vez en su historia. En Qatar, el portero ha sido una pieza clave del conjunto entrenado por Lionel Scaloni. Fue el héroe de los cuartos de final, y lo ha vuelto a ser a la final, con una parada espectacular e
Principalmente por estos motivos, la FIFA escogió el portero del Aston Villa como lo mejor portero del campeonato, y lo premió, por lo tanto, con el Guante de Oro. Un galardón que últimamente habían recibido Thibaut Courtois (en Rusia 2018), Manuel Neuer (en Brasil 2014) e iker Casillas (en Suráfrica 2010). A pesar de las estelares actuaciones otros porteros en este último campeonato, las de Dominik Livakovic (de Croacia) y Yassine Bounou (del Marruecos), se puede decir que el Dibu Martínez ha acabado ganando con justicia, y con poca discusión.

El que sí que ha generado discusión, pero, ha sido la manera con la cual lo de Mar del Plata celebró el galardón. En la ceremonia de entrega de premios de después de la final, una vez recibió el premio, se lo llevó a sus genitales. De este modo, dejó una imagen histórica. En muchas fotografías, sale de fondos un miembro de la comisión organizadora del Mundial catarí, y por tanto de un país que es todo el contrario al que la imagen destila. Un país con un régimen muy serio y muy conservador.
Con esta imagen, el Dibu también repitió un gesto ya característico suyo. Hizo el que ya había hecho durante la Copa América que lo
Todavía en el contexto de aquella Copa América, en una celebración, se llevó el trofeo también a los genitales. Y después de recibir también el premio de Mejor Portero del mismo torneo, hizo este mismo gesto.
Esta vez ha pasado en el torneo deportivo más importante del mundo y, por lo tanto, el más mediático. Por eso, el gesto ha generado mucha expectación y polémica. El Dibu, pero, ha intentado rechazarla y normalizar la situación, dando una explicación. En unas declaraciones a la Radio La Red de su país, ha dicho que «lo hice porque los franceses me estaban silbando. La arrogancia no va conmigo».





