Cristiano Ronaldo ha sido presentado este martes como nuevo jugador del Al-Nassr de la liga de la Arabia Saudí. Como buen jugador único, diferente y especial, ha tenido un acto único, diferente y especial. En primer lugar, ha concedido una rueda de prensa. Y a continuación, ha hecho acto de presencia al Mrsool Park, el estadio del equipo, donde se ha llevado a cabo un espectáculo de luces, con fuegos artificiales y música, y con la presencia de 30.000 forofos que han rellenado el establecimiento, y de la familia del jugador.
Todo ha estado muy glamuroso. Empezando por la salida del astro portugués. Cristiano ha salido por un túnel con imágenes suyas y el color amarillo del equipo. Después, un golpe al césped, ha accedido hacia el centro del campo rodeado por unos pequeños fuegos artificiales. Mientras tanto, sonaba música, salía fuego de unas máquinas y había un pequeño espectáculo de luces. Era cómo si una estrella del rock estuviera a punto de empezar un concierto de los bonos.
A continuación, una presentadora ha intentado iniciar una conversación con él, pero lo ha tenido muy complicado: los forofos, exultantes, han empezado a cantar el nombre de Ronaldo, mientras Ronaldo agradecía este apoyo y devolvía el afecto a los graderíos. Cuando la presentadora finalmente ha conseguido un relativo silencio, le ha preguntado qué sentía al estar allá.
Los aficionados no han podido parar de cantar el nombre de Cristiano
«Es un tesoro estar aquí», ha dicho el jugador, haciendo estallar nuevamente los graderíos. «Es un honor. Ayer sentí la bienvenida que me dieron a mí y a mi familia. Por supuesto daré el mejor de mí para este club. Muchas gracias a todo el mundo», ha añadido. Después de que la presentadora le haya dicho que el color amarillo de la camiseta de la Al-Nassr le queda muy bien, la afición lo ha vuelto a hacer: ha vuelto a interrumpir los parlamentos para cantar el nombre de Cristiano.
A continuación, el portugués ha firmado una pelota, y lo ha chutado hacia una de los graderíos, porque algún afortunado se la pudiera llevar hacia casa. En el momento del chut, las 30.000 personas presentes han hecho el mítico grito de guerra del jugador cuando celebra sus goles. Después, los cuatro hijos y la pareja de Cristiano han salido al césped para formar parte de un momento tan especial y para hacerse una fotografía de familia. Finalmente, ha firmado una nueva pelota y lo ha regalado a una niña que había al graderío.