El fútbol es, sin lugar a dudas, el deporte que más pasiones despierta en todo el mundo. Muchos aficionados se reúnen semanalmente en bares, salas de estar y plazas para ver partidos de sus equipos o selecciones. Hay gente muy fanática: gente con tatuajes relativos al fútbol, o dispuesta a dejarse su sueldo mensual para acudir a importantes citas deportivas. Pero la historia de este artículo va más allá. Trasciende la locura.
Como es sabido, a partir del próximo mes de noviembre se disputará el Mundial de fútbol masculino, en Qatar. Y este es el mayor torneo de todos. El que más audiencia acumula, y con el que los futbolistas sueñan. El trofeo que quieren levantar o, al menos, el torneo que quieren disputar todos. Entonces, siempre ocurren cosas extrañas en torno a los Mundiales. Pero pocas cosas superan, o directamente ninguna, la iniciativa que han propuesto dos empresas argentinas: la agencia de publicidad Bombay y la de comunicación SDO. Y ésta, según afirman, cuenta con muchos «adeptos».
La propuesta de las empresas: llevar el corazón de Diego Armando Maradona al Mundial
Éstas han alentado a la afición argentina, probablemente la más pasional del planeta, que lleve a la cita mundialista el corazón del eterno futbolista argentino y campeón del mundo Diego Armando Maradona, fallecido en 2020. En un comunicado, han recordado, en primera instancia, que «el órgano vital de Maradona está resguardado, con custodia y en formol, en el Departamento de Anatomía Patológica que pertenece a la Policía de Buenos Aires» . A continuación, han avisado de que «por ahora…». Es decir, han anunciado, indirectamente, que pretenden robar el corazón de Maradona, o que tienen la intención de que alguien lo haga. Hacerlo por las buenas no parece una posibilidad real.
Ambas empresas, seguidamente, han anunciado que «queremos cumplir lo que sentimos que sería su deseo: queremos que el corazón de Maradona viaje con la selección a Qatar. Que acompañe al equipo de camino al aeropuerto de Buenos Aires, que viaje con ellos, que esté en la concentración, en una habitación, en el autobús, en el vestuario, en el campo… y si Dios y Diego quieren, siete partidos después, al lado de la tan ansiada copa. Es nuestro sueño, y queremos que, a partir de hoy, sea el sueño de todos».