El Chile-Argentina correspondiente a las Eliminatorias Sudamericanas de clasificación para el Mundial de Qatar han dejado una imagen por el recuerdo de los amantes del fútbol tradicional. Argentina, sin Messi, nada se jugaba en términos de resultado, en tanto que ya tiene un billete para el certamen de este año. Sí buscaba prolongar aún más un invicto que dura dos años. Por su parte, Chile necesitaba puntuar como fuese para continuar cerca de las cinco primeras plazas. Al final, la racha albiceleste se impuso porque los visitantes ganaron por 1-2. Sin embargo, la imagen más curiosa la dejó los árbitros asistentes del choque con uno de los objetos clásicos del deporte.
Cuando estaba a punto de empezar el partido, los asistentes se dieron cuenta de que se habían dejado en el hotel las banderolas que utilizan para marcar fueras de juego, faltas y demás acciones ilegales durante los partidos. Y, para no retrasar el inicio del partido, decidieron optar por la vía más ingeniosa: ataron unos chalecos reflectantes a dos palos. Sin embargo, durante la primera mitad, alguien ha ido a buscar las banderolas olvidadas y en la reanudación ya las han utilizado.
Cuarenta y cinco minutos ha durado un arreglo más propio del fútbol de escuela y de un fútbol romántico que del fútbol moderno. Un invento muy habitual en una cultura sudamericana menos perfeccionista que la europea. En cuanto al partido, Argentina, sin su mejor futbolista, en París descansando, pero con un equipo igualmente de garantías, se impuso con goles de Ángel di María y Lautaro Martínez. Ben Brereton, también en el primer tiempo, descontó para una selección chilena que se encuentra al borde del abismo y flirtea así con quedarse fuera de un Mundial por segunda vez consecutivo.
El equipo de Alexis Sánchez y Arturo Vidal está a sólo un punto de la quinta plaza, que otorga la oportunidad de acceder a la cita mundialista en través de una repesca. Sin embargo, tiene un partido más que el combinado que le ocupa, Colombia, y tiene por delante las tres jornadas finales más exigentes posibles: se enfrentarán a Bolivia como visitantes, con las dificultades que supone el hecho de jugar a miles de metros de altura; visitará a una Brasil ya clasificada pero siempre temible; y recibirá a una Uruguay que en la última jornada previsiblemente también se estará jugando la vida.
