Con toda la cerveza ya vendida, la participación del Fútbol Club Barcelona en la UEFA Champions League más cruel de los últimos tiempos ha acabado con un trance agridulce. Los hombres menos habituales de Xavi Hernández han hecho sus deberes a Pilsen, sí. Pero sin grandes alardes, y dejando muchas más dudas de los esperados. El primer gol de Marcos Alonso y el dePablo Torre como azulgranas, junto con los dos de Ferran Torres , han firmado la despedida de la máxima competición continental, pero un doblete del checo Tomas Chory ha sacado a colación una preocupante falta de tensión culé (2- 4).
El Barça se ha adelantado rápidamente mediante el citado Marcos Alonso. Habían pasado cinco minutos cuando el madrileño entró en el área sin decir asno ni bestia y, después de que el portero Jindrich Stanek se haya tragado un disparo blando de Ansu Fati, el goleador hizo gala de su pasado como delantero, siguiendo la jugada y esperando un rebote que ha acabado introduciendo en la portería.
Con la apertura de lata tan rápida, lo esperable era una masacre visitante. También lo hacía creer el abismal dominio de pelota. Lejos de ello, los culés se han relajado y han permitido que los de Michal Bilek se lo creyesen. Circulaciones de pelota lentas y errores que han propiciado ocasiones adversas. La más clara la tuvo Chory. En un lanzamiento de falta lateral, el delantero ganó la partida muy fácilmente a Franck Kessie y se topó con el larguero cuando lo fácil era marcar. Después, sendas relajaciones de Pablo Torre y Héctor Bellerín han provocado nuevas ocasiones adversas. Sí: la cenicienta del grupo estaba perdonando.
Y eso, en la Champions, suele pagarse. Pese a todo, pase lo que pase, este Barça sigue teniendo indicios de ser un equipo grande. Y como tal, antes del descanso, cuando más duele, ha establecido tierra por medio. Raphinha puso un caramelo para Jordi Alba, y Ferran culminó la jugada con gol. El valenciano venía estando errático y, en cambio, el hospitalense podría haberse marchado al vestuario con otras dos asistencias al zurrón si los receptores hubieran sido precisos.
Gavi, ese hombre que juega igual en el Santiago Bernabéu que en el Doosan Arena
La primera mitad, pues, ha sido un puro trámite. El hombre más destacado fue Gavi. El andaluz fue el hombre que jugó con más ganas. El hombre que ha hecho que valga la pena mirar al partido. Fue quien ha tenido más energía. Salió a jugar con la misma intensidad con la que suele jugar en el Santiago Bernabéu. Nadó dentro de un mar de monotonía y, con regates y orden, malteó al equipo. Una vez más.
Los goles del Viktoria Pilsen evidencian la falta de tensión del Barça
Un equipo que ha salido al segundo acto con una acción terrorífica, digna de la festividad de Halloween del pasado lunes. O de panellet pasado. En una jugada con muchos rebotes dentro del área del debutante Iñaki Peña, Marcos Alonso hizo fuego amigo y, cuando un oponente recibió el balón, Pablo Torre lo embistió. Penal claro, y esta vez Chory ha acertado para poner el 1-2.
Después de que Ferran Torres haya disipado los fantasmas con su doblete, gracias a una buena pared con Raphinha en el interior del área rival y una definición fácil ante el portero, el Barça ha vuelto a abrir el museo de los horrores. Primero, el citado Raphinha ha perdido un balón en el campo propio, ni siquiera ha intentado recuperarla, y un centro factible para el rechace de Marcos Alonso se ha convertido en un remate plácido de Chory y su segundo gol.
El partido se había convertido en un carrusel de anotaciones y de descontrol, y Pablo Torre, que no estaba brillando en su partido más esperado (su primera titularidad), se’ ha resarcido. El cántabro ha recibido una buena asistencia de Raphinha, que ha actuado con fogonazos, mejorándolo con una definición sublime e imparable. Eso sí, de inmediato se ha caído al suelo, con una rampa. También ha caído lesionado Kessie. Demasiada espuma por ser un trámite.
El 2-4 es bastante mentiroso. Está claro que el objetivo de la victoria, y por tanto el de ganar el dinero que estaba en juego, se ha cumplido. Y que en el horizonte hay citas más importantes. Pero ha quedado claro que, de cara a la segunda parte de la temporada, en la lucha por reconquistar la Liga cuatro años después y por reconciliarse con la Europa League, Xavi no podrá confiar en tantos futbolistas como desea. El botellón de la Champions ha terminado, y ahora el Barça confía en sacar copas de champán en la segunda división europea.
