Raphael Dias Belloli, conocido en el mundo del fútbol como Raphinha, ha sido uno de los fichajes de verano del Fútbol Club Barcelona. La entidad azulgrana pagó cincuenta y ocho millones de euros al Leeds United por él, cuando era un jugador deseado por varios equipos de Europa. En los primeros partidos de la temporada, su rendimiento está siendo satisfactorio. Solo ha repartido una asistencia y ha marcado un gol, pero está aportando otras muchas cosas al equipo tanto desde el extremo derecho, como desde el extremo izquierdo. De hecho, junto a Robert Lewandowski y Ousmane Dembélé se ha convertido en uno de los tres miembros del tridente ofensivo titular del equipo.
Raphinha ha cumplido su sueño de jugar en el Barça
Con veinticinco años, la vida le sonríe a Raphinha más que nunca. Desde que en 2016 abandonó el fútbol brasileño para irse a Portugal, su camino en este mundo no ha hecho más que crecer. Primero fue al Vitoria Guimaraes, después al Sporting de Portugal, al Rennes francés, al Leeds de la Premier League y finalmente al Barça. En el Camp Nou está cumpliendo su sueño, que era seguir los pasos de Ronaldinho. Aun así, le ha costado mucho que las cosas le fueran como él deseaba. En una entrevista con el medio brasileño UOL Esporte, Raphinha ha confesado que su infancia fue muy dura y que le ha costado mucho llegar hasta dónde está ahora mismo.
La dura infancia de Raphinha en el Brasil
Estas han sido sus declaraciones: «Crecí en una comunidad donde el crimen y el narcotráfico eran habituales. Yo me mantuve fuerte, porque quería ser futbolista, pero es difícil seguir este camino. Gracias a mi familia no abandoné nunca la escuela y evité coger el camino equivocado, pero he perdido muchos amigos por las drogas y el mundo del crimen. Amigos que incluso eran mucho mejores que yo jugando a fútbol y que podrían haber acabado en grandes clubes. Entre los doce y los catorce años tenía que pedir dinero a la gente después de los entrenamientos para poder comer algo».