Gerard Piqué es, ha sido y será uno de los futbolistas que más animadversión genera en el españolismo. Han sido muchas las veces que se ha mostrado orgulloso de ser catalán, desde la presencia en manifestaciones de la diada, hasta las lágrimas después del partido de la vergüenza del 1-O. Sus publicaciones en las redes sociales, sobre todo cuando son en catalán, acostumbran a ir acompañadas de grandes olas de catalanofobia. El día que ha anunciado su retirada no ha sido una excepción, sobre todo por el hecho de que el video que ha compartido está narrado exclusivamente en catalán y está subtitulado primero en inglés y después en castellano. Esto ha despertado la indignación del españolismo, que no ha podido tolerar que el futbolista se expresara en su lengua y en el idioma oficial del Fútbol Club Barcelona para despedirse de la afición.
«Habla en español, hijo de puta», la reacción mayoritaria de la catalanofobia por la retirada de Piqué
En muchas ocasiones ha habido reacciones muy duras contra Piqué por hablar en catalán, pero esta tiene unas dimensiones que la sitúan en una escala casi sin precedentes. El usuario de Twitter @Burkminster ha hecho una compilación de varias respuestas a la publicación del defensa central azulgrana y el resultado es increíble. Ha recogido decenas y decenas de reacciones muy ofensivas contra Piqué para expresarse en catalán y, teniendo en cuenta que esto ha sido el trabajo de una sola persona, es probable que haya miles de insultos en las redes sociales. La frase que más se repite es, sin ningún tipo de duda: «habla en español, hijo de puta».
Hay que recordar que recientemente Piqué ya protagonizó un caso similar, cuando respondió preguntas en catalán durante la rueda de prensa que hizo para explicar el caso de las comisiones de la Supercopa en Arabia Saudí con Luis Rubiales y también recibió muchos insultos. Aun así, Piqué no se ha escondido nunca y continúa expresándose en la lengua que le parece más oportuna en cada momento. El más normal del mundo es que quiera hablar en catalán para dirigirse a los culés en un momento tan emotivo como el de su retirada, pero esto es una cosa que el españolismo más intolerante no puede ni quiere entender.