La Supercopa sigue ofreciendo imágenes curiosas que van más allá del fútbol. Si la novedad del traslado del certamen hacia Arabia Saudí de hace dos años avivó el debate de la falta de derechos humanos en el deporte (dadas las condiciones en las que viven por ejemplo las mujeres en el país de la Península Arábiga), la edición de este año ha abierto el melón de los conflictos interreligiosos. Lo ha hecho con una venta de merchandising peculiar, y es que la organización de la Supercopa modificó y adaptó las camisetas, banderas y otros artículos del Fútbol Club Barcelona y del Real Madrid para la ocasión de ayer: suprimió las cruces y, por tanto, los símbolos cristianos de los escudos de catalanes y madrileños en las piezas.
Lo han refrendado dos fotografías de la afición reunida en el estadio King Fahd de la capital saudí de Riad. Por un lado, se aprecia a un aficionado del Barça luciendo una camiseta sin la cruz de Sant Jordi en el escudo azulgrana. Está todo intacto, excepto la franja roja horizontal de arriba a la izquierda. No está. Y, por otro lado, se evidencia una bandera con el escudo madridista también incompleto: no hay rastro alguno de la célebre cruz cristiana que figura en la corona del mismo.
Criticable la decisión o no, esto demuestra, una vez más, que el fútbol y las reivindicaciones van de la mano. La acción abre un abanico con dos posibles interpretaciones. Uno puede sospechar que detrás del gesto hay una influencia de la nula libertad religiosa que ofrece Arabia Saudita y, por tanto, el rechazo hacia el cristianismo y cualquier religión que no sea la islámica. Sin embargo, también podría ser algo comprensible, teniendo en cuenta la persecución y maltrato que la Iglesia cristiana ha perpetrado en la Inquisición española y en muchas otras ocasiones hacia la religión musulmana. En cualquier caso, todo ésto justifica aquello de que el fútbol es más que un deporte.
