Es muy difícil describir qué ha pasado la noche del catorce de abril en el Camp Nou a alguien que no haya estado. Para empezar, considerar que el estadio donde se ha jugado el Barça-Eintracht de Frankfurt era el Camp Nou, ya resulta casi un error, porque las decenas de miles de aficionados alemanes que había en las gradas han desvirtuado del todo el aspecto del feudo azulgrana, que se ha llenado de camisetas blancas del conjunto del Main. El Barça, que se ha encontrado totalmente desamparado sobre el césped (con todo el respeto para los pocos barcelonistas que sí que han ido al Camp Nou y sí que han animado con todas sus fuerzas), no ha podido superar el pánico escénico y ha caído eliminado de los cuartos de final de la UEFA Europa League en un duelo histórico para el Frankfurt, a pesar de que los de Xavi Hernández han estado a punto de culminar una remontada épica al tiempo añadido (2-3).
Los aficionados del Eintracht han ganado el partido desde la previa
El Camp Nou ha presentado una imagen vergonzosa desde el mismo momento en que se han abierto las puertas del estadio una hora antes del inicio del duelo. Ya se había advertido en muchísimas ocasiones antes del partido que esta era una cita histórica para el fútbol de Frankfurt y que muchos aficionados se habían desplazado en Barcelona. Aun así, no ha dejado de ser sorprendiendo la gran cantidad de camisetas blancas que se han visto en el Camp Nou, sobre todo teniendo en cuenta que el club había activado varios mecanismos para impedir que los alemanes consiguieran entradas, los cuales han fallado de forma flagrante.
Los jugadores del Barça, claramente intimidados por este escenario inaudito, han salido estabornits al terreno de juego por una sensación de incomodidad que se podía sentir desde la misma tribuna de prensa. A la vegada, el Eintracht lo ha aprovechado para poner la sexta marcha a los primeros instantes y esto ha pasado factura a los azulgranas en el tercer minuto, cuando Eric Garcia ha cometido un penalti totalmente evitable y Filipo Kostic ha avanzado los suyos desde los once metros.
Afortunadamente para los intereses azulgranas, el Barça se ha rehecho a partir del dominio de la pelota y ha tenido dos ocasiones claras antes del minuto veinte. Ambas han llegado por centradas en el interior del área de faltas laterales, pero Aubameyang y Araujo han perdonado con sus remates. El cierto es que después del gol inicial del Frankfurt, los de Xavi han estado capaces de controlar el rival a partir del dominio de la posesión y una presión muy alta, así que las sensaciones han mejorado ligeramente. De hecho, los alemanes solo han podido contestar con un juego muy duro, claramente atravesando la línea del límite de la legalidad, que el árbitro no ha sabido pacificar.
El gran desastre ha llegado al minuto treinta y siete, cuando, después de un rato donde el Barça ha bajado la intensidad, Rafael Santos Borré ha hecho el inimaginable y ha marcado un auténtico golazo desde la frontal del área que él mismo se ha fabricado. El Camp Nou ha estallado en un grito eufórico sin precedentes después de encajar una diana en contra y las pocas fuerzas que habían sacado los jugadores azulgranas han caído al suelo definitivamente. El Barça lo ha hecho relativamente bien durante la primera mitad, pero es que el Eintracht, acompañado por el gran apoyo de su afición, lo ha hecho mucho mejor. Para acabarlo de adobar, Pedri se ha tenido que retirar al descanso, lesionado, y la grada de animación ha abandonado el graderío durante diez minutos como medida de protesta legítima, pero que no ha ayudado nada el equipo.
Tercer gol del Frankfurt e infierno para el Barça en el Camp Nou
Sea cual sea el que Xavi ha dicho a sus jugadores al descanso, esto ha causado un efecto inminente, puesto que el Barça, contra todo y contra todos, ha salido muy enchufado a la reanudación. Luego que ha empezado la segunda mitad, Aubameyang ha tenido una ocasión clarísima después de una muy buena pase de Dembélé, que el gabonès no ha llegado a rematar. Además, el mismo Auba ha vuelto a tener otro poco rato después, cuando se ha quedado solo ante Trapp y el portero alemán ha tapado todo el espacio que ha podido a la perfección para evitar que los culés recortaran distancias.
Cuando mejor estaba el Barça, el árbitro, que ha estado lamentable durante todo el partido, ha provocado una parada de cinco minutos insólita. El colegiado ha querido revisar unas posibles manos del Eintracht en el interior del área, ha ido al VAR, el monitor no funcionaba, lo ha mirado en un ordenador portátil y finalmente no ha señalado el penalti. Esta decisión inexplicable del colegiado ha frenado el arrebato del Barça y el Eintracht lo ha vuelto a aprovechar a la perfección. En la jugada casi posterior a todo este espectáculo, Kostic ha recibido una pelota en el interior del área y ha batido Ter Stegen con un chut cruzado imposible de parar para hacer el tercero.
Con este gol al zurrón y poco más de veinte minutos delante, los jugadores alemanes y sus aficionados se han dedicado a disfrutar de la noche y a convertir el Camp Nou en un infierno para el Barça. Los culés que había al estadio, que hay que decir que en muchos momentos han sacado el orgullo de bajo las piedras para animar su equipo, han callado definitivamente. Eso sí, no se puede negar que los jugadores azulgranas lo han continuado intentando y lo han estado a punto de conseguir. El árbitro ha anulado un gol a Busquets por fuera de juego y Araujo ha perdonado una de clara a bocajarro.
Finalmente, en el minuto noventa, ha acabado llegando la diana culé, también de Busquets, que ha sido lo mejor del Barça. A pesar de que ha habido un tiempo añadido muy extenso y que los de Xavi lo han probado hasta el final, ya era demasiado tarde. En el último minuto del descuento ha estado a punto de llegar el milagro, puesto que los azulgranas han hecho el segundo, gracias a un penalti que ha transformado Memphis Depay, pero inmediatamente después del gol, el árbitro ha señalado el final del partido. El camino del Barça en la Europa League, que despacio había ido animando los culés, ha acabado de la peor manera posible y en un escenario impensable: un Camp Nou pleno de aficionados rivales.
