Un Barça de baloncesto muy práctico se ha impuesto en AS Mónaco en el primer partido en la Euroliga desde que estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania a raíz de la invasión rusa en su país vecino. De hecho, el partido ha empezado muy emotivo, en tanto que los jugadores y los árbitros han salido a pista con una pancarta que decía «Stop the war« («No más guerra»). Se emocionaba el árbitro principal de la contienda, Boris Rhyzik, nacido en Ucrania.
Comenzado el partido, los diez protagonistas han dejado, durante una hora y media, el dramatismo de la vida real a varios miles de kilómetros. Han protagonizado una primera mitad sorprendente muy igualada en el Palau Blaugrana. Tan igualada como el partido que los propios equipos disputaron en tierras monegascas. Entonces los hombres de Sarunas Jasikevicius necesitaron una prórroga para acabar imponiéndose. Hoy, Calathes, que se ha convertido en el máximo asistente de la historia de la competición, con 1.607 e igualando a Spanoulis, ha neutralizado el enorme empuje visitante inicial, y han logrado llevar el duelo al descanso con seis puntos de diferencia.
Sufrimiento inesperado en las postrimerías
En la reanudación, los visitantes se lo han creído y han ido a por el partido. Esto, unido a la relajación y el poco acierto azulgranas, ha provocado un empate a 78. Pero esto ha despertado a los hombres de Jasikevicius. Mediante especialmente Exum, vestido de héroe esta noche habiendo anotado 20 puntos y teniendo 31 puntos de valoración,el Barça se ha quedado con la victoria. No sin más suspenso de lo esperado. El Mónaco ha luchado hasta el final, gracias al empuje de Dwayne Bacon y el talento de Mike James. Pero el propio Exum, con dos tiros libres, le ha cerrado. Davies también ha contribuido con un muy buen baloncesto.
De este modo, el Barça es más líder de la clasificación de la Euroliga previa a los play-off y, por tanto, aumenta la distancia con el segundo clasificado, el Real Madrid. Duodécima victoria consecutiva, esa más sudada de lo esperado, de unos azulgranas que no sólo parecen imparables, sino que empiezan a serlo. Este Barça gana en sus mejores noches y en vísperas pesadas como el de hoy, contra un Mónaco rocoso pero insuficiente.


