La redacción de Deportes de la COPE está en estado de shock después de que se haya destapado que un periodista con quien compartían antena desde hace más de 20 años podría haberles estafado centenares de miles de euros con un tratamiento médico falso. Según avanza 
Hace cosa de seis meses, Valadés llegó hundido a la redacción: le habían detectado un tumor cerebral con metástasis a las espaldas, pero la buena noticia que la Clínica de Navarra tenía un tratamiento experimental que mejoraba sus posibilidades de supervivencia. El problema es que tenía un coste prohibitivo: unos 10.000 euros semanales. Conscientes de que su compañero y amigo les necesitaba, Paco González, Manolo Lama, Pepe Domingo Castaño y Xuancar González no dudaron en ofrecerse a pagarle el tratamiento.
Los periodistas pagan el dinero por el tratamiento del cáncer
El dinero salían de fondo un especial que tiene la sección, procedente de la publicidad y los patrocinios que consiguen, que sirve como fondo de contingencia y que a final de año se reparte entre los periodistas como una especie de bonus. Valadés siempre tenía buenas noticias. El tratamiento funcionaba bien, pero había que añadir unos medicamentos nuevos para mejorar su eficacia. Entonces la factura para los periodistas de Deportes subió a 16.000 euros la semana, pero la vida de su amigo bien los valía.
Pero un día todo se giró. La Clínica de Navarra no tiene ningún paciente con el nombre de Guillermo Valadés, según explica el diario. Paco González intentó pedir explicaciones a su compañero, pero Valadés dejó de cogerle el teléfono. Tampoco sus compañeros podían contactar con él. La COPE también quería hablar con el periodista porque necesitaba las facturas del tratamiento. Ninguna respuesta.
A pesar de que la clínica no puede dar información sobre sus pacientes por motivos de confidencialidad, uno de sus expertos considera que el caso de Valadés era realmente “excepcional” y que ninguno de los tratamientos experimentales que tienen son tan caros como lo del periodista. Desde entonces, la comunicación entre el presunto estafador y sus compañeros es inexistente y el enojo con el que era su amigo y compañero es enorme.
