La reventa de entradas, como la droga, es ilegal, pero nadie ignora que hay productores, cocineros, traficantes, sicarios, camellos y gente con galones, cargos, mucho dinero en el saco y algunos muertos en el armario a cuenta de la industria de la droga. Y con la reventa pasa lo mismo; socios, no socios, gente con muchos carnets sin cara, vendedores puntuales para pagarse el carnet, vendedores de toda la vida a 10 metros de la entrada al estadio, empresas que compran paquetes de entradas de cada partido para revenderlas multiplicando el precio en función del partido, la demanda y los extras que pueda asociar… El tráfico de entradas para un partido del Barça en el Camp Nou es un negocio lucrativo y muy antiguo.
Hace tres años, la imagen de las gradas del estadio culé llenas, inundadas, de seguidores del Eintracht de Frankfurt con camisetas blancas y bufandas blanco y negras impactó mucho más que el 2-3 con el cual los alemanes eliminaron a aquel equipo en horas muy bajas que pasaba silbando por la Europa League. Los seguidores del Eintracht, que tienen por hobby viajar con el equipo e invadir las gradas del estadio rival, aquel día hicieron el Everest plantando 30.000 seguidores en el Camp Nou y pusieron delante del espejo al Barça como organización y a una afición culé donde no todos son lo que aparentan ser.
Tres años después, vuelven el Eintracht y sus hordas, pero esta vez el club ha hecho los deberes. Y no solo para evitarnos el olor a orina, los vómitos o el comportamiento intolerable de algunos seguidores alemanes, sino para destapar tanto como sea posible a esos presuntos socios y abonados que solos o en grupo, en primera persona o con testaferro, prostituyen el Camp Nou por 30 monedas de plata. Entradas digitales, con nombre y apellidos, una aplicación para distribuirlas a los socios, vigilancia de los circuitos de tráfico de entradas, de los patrones de venta fraudulenta, de la trazabilidad de la compra y destino final de entradas… Algunos solo os contarán que contra el Alavés se vivió un caos porque falló la aplicación que envía la entrada a los socios, que la grada de animación todavía no funciona y que «Barça sí, Laporta no», como en los tiempos no tan viejos del desmantelamiento de los Casuals y su reino de taifas. Pero la realidad completa es que el Barça ha hecho el trabajo que debía para combatir la reventa de entradas, para desactivar el uso fraudulento del carnet de socio o abonado y para destapar cientos de carnets traficados para que la comisión de disciplina pueda hacer su trabajo, que es expulsar a sus titulares y hacer lugar a gente que lleva tiempo esperando para poder animar al Barça.

