Luis Enrique ha convertido la noche del miércoles en una oda al barcelonismo… desde el banquillo del París Saint-Germain (PSG). El asturiano, fiel a sus raíces, ha dirigido con mano firme la humillación de un Real Madrid totalmente desorientado en el Mundial de Clubes (4-0) y, al final, ha reconocido abiertamente que su victoria también ha sido un poco de los culés. Ya antes del pitido inicial había dejado claro que jugar contra el Madrid no era un partido cualquiera para él: “Sigo siendo socio del Barça y eso no cambiará”, dijo en la previa, reivindicando su pasado blaugrana.
Luis Enrique: «Tengo el móvil lleno de mensajes de culés»
Durante los noventa minutos, ha plasmado el ADN Barça en el césped: presión alta, verticalidad, posesión… La euforia de Luis Enrique se ha notado desde el primer gol y no se ha contenido ni en la sala de prensa. Cuando le preguntaron por el ambiente después del partido, sonrió con complicidad y confesó: “Mi móvil ha echado humo de mensajes culés. Me hace feliz ver que esta victoria también ha ilusionado a mucha gente en Barcelona”. El técnico también quiso aclarar que no había habido intención de bajar el ritmo en la segunda parte: “Había jugadores que por el calor y porque en cuatro días jugaremos la final necesitaban descanso. Pero en ningún momento quisimos poner el freno. No existe eso de conformarse”. También remarcó que el primer objetivo era claro: “Llegar a la final en condiciones, pero sin dejar de competir hasta el final”.
Finalmente, Luis Enrique tuvo palabras respetuosas para el Madrid, a pesar del duro correctivo que su equipo les ha infligido. “Ellos están comenzando un proyecto, nosotros llevamos dos años. La situación es diferente y se ha notado”, concluyó el entrenador, mostrando empatía hacia un conjunto que atraviesa una etapa de reconstrucción mientras su PSG disfruta de una trayectoria más consolidada y estable. Cabe recordar que Xabi Alonso acaba de convertirse en entrenador del Madrid y que este Mundial de Clubes ha sido su primer torneo. Ahora bien, el inicio ha sido mucho más decepcionante de lo que esperaban los merengues.
