Ha llegado el día. El más esperado por medio mundo, y el menos esperado por la otra mitad. El Mundial de la vergüenza empieza. La FIFA ha dado el pistoletazo de salida a la Copa del Mundo de Qatar. Un torneo que se disputará con sangre y sudor, en unas infraestructuras construidas a base de todavía más sangre y sudor. Han pasado 4.371 días desde que el máximo organismo del fútbol mundial se hubiera ensuciado de corrupción para dar el torneo más guapo de todos a un país con uno de los peores regímenes. Asesinatos, sobornos, crímenes y miseria con la excusa de la pelota. El agujero negro del fútbol ya está abierto.

No es que sea polémico, como se está diciendo últimamente… Es que es deplorable. En Món Esport vivimos la previa de este certamen con mucha frustración. Al fin y al cabo, dentro de este pastel hay contenido deportivo. Por eso, nuestra obligación como periodistas es hablar. Pero lo haremos de una manera lo más honesta y rigurosa posible, respondiendo a los valores que tenemos y que consideramos que chocan con Qatar 2022. Y lo haremos para que nuestra audiencia no necesite encender la televisión y mirar los partidos. Y pueda, por lo tanto, boicotear a gusto.

Así compró el régimen catarí el Mundial

Este proyecto se convirtió en una realidad el 2 de diciembre de 2010. En una ceremonia en la sede de la FIFA, y rato después de haber dado en Rusia la cita de 2018, el entonces presidente Joseph Blatter anunció que Qatar albergaría el Mundial de 2022, dando a la euforia y los gritos de los miembros de la candidatura asiática. Una euforia extraña.

Y es que después se acabaría descubriendo que aquellos miembros ya conocían aquella decisión antes de que Blatter la comunicara. Así que estaban actuando. Pero como lo compraron? Por qué? En primer lugar, hay que repasar a qué otras candidaturas ganó Qatar. Se impuso, concretamente, a las de los Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Australia. Países que claramente cumplían más condiciones para ganar el derecho a organizar el Mundial. En la votación teóricamente democrática se hicieron cuatro rondas, para ir descartando candidaturas y porque acabaran quedando dos. El país árabe las ganó todas, siempre con una amplia mayoría, imponiéndose, al final, a la favorita, la norteamericana.

El Paris Saint-Germain, inmerso en el escándalo

Una votación democrática en la teoría, pero corrupta en la práctica. Porque posteriormente, la revista France Football, en la investigación conocida como Qatargate, destapó, entre otras cosas, una reunión hecha a París el noviembre anterior, entre el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, el actual emir catarí, Tamin bin Hammad al-Thani, el entonces presidente de la UEFA, Michel Platini, y el entonces propietario del Paris Saint-Germain, Sebastian Bazin.

Allá, se acordó que Platini votaría a favor catarí, a cambio que el país ayudara el PSG a superar una crisis financiera. Meses después, en 2011, el fondo qatarià Qatar Investment Authority adquirió el 70% de las acciones del club, y actualmente lo dirige, habiendo ganado ligas en Francia, logrado un subcampeonato a la UEFA Champions League e incluso fichado Leo Messi.

Además, a partir de aquel 2011, la marca Qatar se expande, con el ejemplo recordado del patrocinio que firma con el Fútbol Club Barcelona del expresidente Sandro Rosell, y el Qatar Foundation en la camiseta azulgrana y el posterior Qatar Airways.

El expresidente de la FIFA, Joseph Blatter, y el de la UEFA, Michel Platini, ambos inmersos en el escándalo del ‘Qatargate’ | Europa Press

El comentado, pero, es solo una parte de la corrupción. Para poner en contexto, en 2019, como recogió el medio Daily Mail En línea, 16 de los 22 votantes estaban en manos de la justicia. Uno de ellos es el español Ángel María Villar, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), acusado de no colaborar en la investigación de las designaciones de los Mundiales de 2018 y 2022. Y un caso flagrante es el de otro de los votantes, el qatarià Mohammad Bin Hamman.

Según The Sunday Times, este dirigente, presidente de la Comisión Asiática de Fútbol entre 2002 y 2011, pagó 3,7 millones de euros a dirigentes de federaciones africanas y organizó fiestas para los sobornados. Cómo concluyó el diario británico, «a pesar de que la gran mayoría de estos directivos no tenía derecho a voto, Hammam buscaba generar una oleada de apoyo general a la candidatura qatariana por después influir de manera directa en los cuatro miembros africanos del comité de la FIFA que sí que participaban en las elecciones». Finalmente, otro caso de renombre es el del exsecretario general de la CONCACAF, Chuck Blazer, que cobró 22 millones de euros en sobornos.

Por lo tanto, es obvio que, en una votación limpia, Qatar nunca habría ganado. Y es que uno de los ingredientes que suelen tener las sedes de los Mundiales, la tradición futbolística, es una de las grandes carencias del país. En aquel momento, 2010, el fútbol era prácticamente inédito en el país. La selección qatariana nunca ha disputado una Copa del Mundo, mientras que a la Copa Asiática, si bien ha ganado el título de 2019, demostrando que la apuesta está funcionando, antes nunca había pasado de los cuartos de final.

En materia de clubes, en 2010 hacía pocos años que su liga empezaba a recibir jugadores relevantes, con el conocido auge del poder de los petrodólares. Es el caso de Pep Guardiola, Romario, Gabriel Batistuta, Frank y Ronald de Boer, Fernando Hierro o, más recientemente, Xavi Hernández. Todos en el siglo XXI. Antes, había poca cultura futbolística. Y tampoco es que ahora haya mucho, entre los 2,5 millones de habitantes qatarians. Según varios medios, el régimen está pagando aficionados para conseguir llenar los estadios en los partidos que se disputarán.

Qatar 2022 y la esclavitud

Además de esto, hay un importante argumento que a priori dejaba mal parada la candidatura: la medida del país. Qatar tiene tres veces menos la superficie en kilómetros cuadrados de Cataluña, ocupando el lugar 158 de los 194 países del mundo en términos de superficie. El año 2010, Qatar no estaba preparado para albergar el Mundial. Tanto es así, que de los ocho estadios que acogerán partidos, seis se han construido desde entonces, en estos últimos doce años -y los otros dos han sido remodelados-. A tiempo récord. Además, las ganas del régimen asiático de impresionar y deslumbrar han hecho que se busque hacer unos estadios innecesariamente imperiales.

Y como conseguir todo ello? Con esclavitud. No existe jefa otra manera posible a día de hoy. Por lo tanto, esta es la estrategia seguida por el régimen catarí, y con el beneplácito de la FIFA. Aquella FIFA que ya aprobó un Mundial en Argentina del sanguinario dictador Jorge Videla y otro en la España de Francisco Franco (aunque este murió antes de que se disputara el torneo).

Como que Qatar no estaba preparado en un principio para acoger un Mundial y no tenía tiempo de prepararlo con unas condiciones normales, acudió a esta despreciable práctica, contratando personas desesperadas, dispuestas a aceptar cualquier salida. Qatar contrató gente sin dar ningún derecho laboral, e incluso suprimió una ley de protección hacia los trabajadores. Los estadios cataríes son las pirámides de Egipto.

Se han destapado muchos testigos alrededor de esto. El más grave, y el que resume todo ello, es la información de The Guardian: 6.500 obreros provenientes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka han muerto en la construcción de los estadios. Pero esto no es todo, puesto que aquí no se recogen las cifras de muertes otros países, como Filipinas o Kenia, porque no hay constancia, y tampoco entran los muertos de finales de 2020 y principios de 2021. Jornadas laborales eternas, con temperaturas que oscilan los 40 grados y sin las condiciones mencionadas explican todo ello.

Qatar y el calor insoportable para jugar a fútbol

De hecho, el calor mencionado, más allá de provocar estas muertes, que es el principal problema, también provoca otros agravios. El primero es obvio: ha habido que alterar el calendario del fútbol de clubes y, por lo tanto, de los futbolistas, trasladando el Mundial en otoño. Haberlo celebrado durante el verano habría sido un crimen también contra los actores del juego, teniendo en cuenta el calor que hace. En verano, la temperatura mediana máxima es de 42 grados, mientras que ahora, en noviembre, lo es de 30.

continúa, pues, haciendo calor. Por eso, y siempre gracias al gran músculo económico del régimen del país y a la esclavitud mencionada, se han construido los estadios con aire acondicionado dentro. Es decir, en lugar que se dispute el Mundial en un país con condiciones favorables para la práctica de un deporte, que es del que trata de un Mundial, se ha usado este invento artificial. Hasta ahora, la imagen más llamativa en este sentido ha sido la de los jugadores de la selección inglesa en su campo de entrenamiento. Y todo esto por culpa de la corrupción a la FIFA, que nace de los caprichos de un emir que se ha querido comprar una Copa del Mundo.

El régimen catarí y la violencia machista

Los elementos mencionados hasta ahora, pero, son solo la punta del iceberg de todos los agravios de la Copa del Mundo de la vergüenza. El régimen catarí ha comprado un Mundial con un coste humano nefasto, y lo ha hecho con unas leyes propias de la Edad Mediana. Una de las demostraciones es el que le pasó a una trabajadora del torneo.

La mexicana Paola Schietekat ha denunciado hace poco que el verano 2021 fue abusada sexualmente por un hombre después de ir a Qatar para trabajar como economista dentro de la entidad organizadora del Mundial. Y el régimen no solo no castigó el hombre en cuestión, sino que además condenó Schietakat a ciento latigazos y siete años de prisión.

Paola Schietekat, durante un partido de fútbol en México | @paola7kat
Paola Schietekat, durante un partido de fútbol en México | @paola7kat

Por suerte, la mujer pudo salir del país. Pero no deja de ser el ejemplo del infierno que viven las mujeres en este país. Eso sí: para ganar la batalla mediática, evidentemente el régimen qatarià no obligará ningún periodista mujer de Occidente a llevar velo ni a cumplir las leyes más estrictas. No sea caso que esto salga reflejado a la prensa sin querer.

El régimen catarí y la no tolerancia al colectivo LGTBIQ+

Otro agravio esperpéntico y conocido por todo el mundo es la intolerancia que tiene el régimen qatarià hacia el colectivo LGTBIQ+. Por habla de esto no hay que buscar mucha en la hemeroteca. Nasser Al-Khater, el máximo responsable de la comisión organizadora del Mundial, nos lo pone muy fácil. En una entrevista reciente, Al-Khater ha dicho que los homosexuales son «bienvenidos» al Mundial, pero a la vez los ha pedido «respeto por la cultura, no expresar muestras de afecto en público».

Nasser Al-Khater, máximo responsable de la comisión organizadora del Mundial | Europa Press

Hay que tener en cuenta que la homosexualidad es ilegal en Qatar: puede comportar penas de hasta siete años de prisión. Evidentemente, si hubiera un futbolista participando en el Mundial que diera un beso en público a otro hombre no pasaría ni una noche en la prisión, pero para las personas mortales la historia cambia.

Las principales protestas contra el Mundial de Qatar

Por suerte, en esta materia hay posturas relevantes que se posicionarán claramente en contra. Por ejemplo, los capitanes de la selección inglesa y de la alemana, Harry Kane y Manuel Neuer, lucirán en sus brazaletes los colores del Arco iris. Es una gesto puramente simbólico, teniendo en cuenta que mucha gente esperaba directamente un levantamiento contra el torneo. Pero ya es algo, y se agradece en la tan difícil lucha para cambiar el mundo.

Harry Kane, capitán de la selección inglesa | Europa Press
Harry Kane, capitán de la selección inglesa | Europa Press

Las suyas son algunas de las muchas posturas que se han posicionado en contra. Por suerte, el fútbol todavía tiene bris de luz entre sus hectáreas de oscuridad. Una de ellas es la del mítico exfutbolista Eric Cantona. En una entrevista con el medio Sportmail, el francés, conocido sobre todo por su trayectoria en el Manchester United y su antifascismo, expresó hacer una gran declaración contra el torneo.

«No veré la próxima Copa del Mundo, porque no lo es para mí. No estoy en contra que se celebre a lugares donde el fútbol se promocione, como pasó en Suráfrica y en los Estados Unidos, pero Qatar no es un país de fútbol. No solo no se prevé que haya legado en el país. Han muerto miles de personas construyendo los estadios. Y aun así, celebraremos la Copa del Mundo allá. Es horrible», va dir.

Otras voces en contra son las del exjugador Philipp Lahm y los jugadores del Real Madrid Toni Kroos y del Fútbol Club Barcelona Héctor Bellerín. En una entrevista con el medio Kicker, el primero, campeón de la Copa del Mundo en 2014, confesó que “no formo parte de la delegación y no tengo ganas de volar como forofo. Prefiero seguir el torneo desde casa».

Kroos, por su parte, también campeón a 2014, repasó, en el pòdcast Einfach mal Luppen, algunos de los agravios mencionados, clamando que «son puntos absolutamente inaceptables». Y finalmente, el catalán Bellerín, en la gala de los premios GQ, ha admitido estar «triste por no haber ido convocado con la selección española”, pero a la vegada “alegre”, porque “no sé si habría podido soportar la carga de las 6.500 personas muertas en el proceso de un simple Mundial de fútbol».

El exfutbolista Eric Cantona, durante un partido amistoso benéfico organizado por UNICEF en 2019 | Europa Press

Como personas que disfrutan mirando grandes acontecimientos deportivos, nos hace mucha rabia que todo esto haya pasado y esté pasando. Disfrutamos Alemania 2006, Suráfrica 2010 o Brasil 2014, y no disfrutaremos Qatar 2022. Pero nuestro goce es residual al lado del sufrimiento que la organización del Mundial ha generado a muchas personas, o del blanqueo sistemático que se está produciendo de un régimen cada vez más poderoso y asqueroso.

Nosotros haremos nuestra tarea de periodistas, pero también la de personas con valores. Empieza el Mundial de la vergüenza. Empieza a expandirse el agujero negro del fútbol. Empieza una de las peores manchas de la historia contemporánea de la humanidad. Y tenemos a nuestro alcance no estar en el bando malvado de la película. Empieza el peor Mundial de la historia.



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