Después de ascender varias montañas con solvencia, el Fútbol Club Barcelonaaún el ascenso del primer ocho mil. El conjunto de Xavi Hernández se juega contra el Bayern de Munich muchas cosas. En primer lugar, la más importante es la de los efectos resultadistas. Vencer a los alemanes significaría sumar tres puntos, privarles que lo hagan ellos y encauzar la clasificación en los octavos de final. Pero también supondría hacer un golpe sobre la mesa, ya que, sobre el papel, se trata de uno de los mejores equipos contra los que jugará la chavinita en el calendario más reciente. En términos nacionales, el nivel del conjunto de Julian Nagelsmann sólo es comparable al del Real Madrid.
Finalmente, conseguir los tres puntos significaría acabar con una etapa negra del club. El Bayern ha sido la bestia negra de los culés en las últimas temporadas. Dio la estocada del 2 -8, que se ha convertido en la derrota más grande y dolorosa de la historia de los catalanes, y la del doble 3-0, que los llevó a la segunda competición continental dos décadas después. Por tanto, es evidente que el partido es tan importante como difícil. Sin embargo, hay muchas cosas a las que el barcelonismo se puede tomar.
Los estados de ánimo de unos y otros, muy diferentes
En primer lugar, lo más sabido por todos: el excelente estado de forma. La xavineta llega a la contienda habiendo ganado cinco de los seis partidosdisputados en el nuevo curso, con veinte goles anotados y sólo dos recibos. Si bien empató ante el Rayo Vallecano en la jornada inaugural de Liga, desde ese día lo ha contado todo por victorias. Éstas incluyen goleadas de prestigio: conseguidas en el campo de la Real Sociedad, del Sevilla, y en casa, contra el Viktoria Pilsen, con el primer hat-trick culé de Robert Lewandowski.
Lewandowski, de hecho, vuelve a la que fue su casa durante ocho cursos, contra un equipo que permanece en horas bajas. Sí, derrotaron al Inter de Milán por 0-2 en el primer partido de UEFA Champions League. Pero en la Bundesliga, después de haber empezado con tres victorias de tres, han sufrido tres empates consecutivos. Si bien no es algo catastrófico, ahora mismo no se respira un buen ambiente en el seno del vestuario del gigante bávaro. La mentalidad de venganza barcelonista y de dudas alemana son dos factores que pueden desequilibrar la balanza. Eso sí, contra los Thomas Müller, Serge Gnabry, Sadio Mané y compañía uno no puede fiarse.
El gran rendimiento de Lewandowski
Aun así, es necesario acentuar el rendimiento de Lewandowski. El polaco ha sumado la brutal cifra de nueve goles y dos asistencias en los seis primeros partidos. Probablemente tendrá ganas de reivindicarse en el Allianz Arena. Y más allá de lo mencionado, hay un dato imponente. La segunda víctima preferida del delantero en materia de goles es nada menos que el Borussia Dortmund: el equipo donde jugó antes de fichar por el Bayern. Solo anotó más dianas contra el Wolfsburgo. Esto significa que los golpes que se ha rendido robado con un ex equipo suyo, ha estado donde fire. Concretamente ha marcado 22 goles al equipo que juega en el Signal Iduna Park.
El polaco, en forma cuando se enfrenta a un exequipo suyo…
Por tanto, es evidente que cuando juega contra un equipo al que estuvo, el jugador se enchufa especialmente. Hay que tener en cuenta, además, que, si bien la dirigencia del Bayern acabó dejándole marchar al Barça, pusieron varias dificultades e hicieron alguna declaración que no gustó al jugador. Entonces, puede tener aún más ganas de golear.
… Y cuando lo ha hecho contra el Bayern
En caso de hacerlo, de hecho, no sería, ni mucho menos, la primera vez que marca en el Bayern. Durante los cuatro cursos que estuvo en Dortmund, Lewandowski fue el gran líder de aquel equipo de Jürgen Klopp que arrebató, entre otros títulos, el de Bundesliga de la temporada 2011/2012 a los rojos- e-blancos. Y en esa etapa, Lewandowski les marcó cinco goles. Uno de ellos lo hizo en el mismo campeonato citado, cuando ambos equipos disputaron la jornada 30 en el Signal Iduna Park. El resultado final de 1-0 fue casi definitivo.
Por otra parte, ese mismo curso, la DFB Pokal, la copa alemana, citó a ambos conjuntos en la final. ¡Pues bien, los de Klopp se impusieron por 5-2… con un hat-trick de Lewandowski! Después de que los muniqueses perdieran las opciones de levantar el título de Liga y perdieran esta final, perdieron la final de la Champions ante el Chelsea, nada menos que en su casa: Allianz Arena. Esa temporada, de hecho, fue el inicio del Bayern contemporáneo, ese equipo tan temible.
¿A la séptima va la vencida?
Pero hay más teca en clave del Barça y del Bayern. Más allá de las ganas de revancha que pueda tener el equipo barcelonista, una victoria en el Allianz Arena supondría el primer triunfo en casa de los alemanes. Han tenido seis intentos, y nunca lo han logrado. Esto es, pues, una estadística pésima que, eso sí, resalta el espíritu de reivindicación que muy probablemente sobrevuela el vestuario culé.
El primer precedente del Barça en Munic sucedió en la semifinal de la Copa de la UEFA en 1996, en la que un empate a dos en el Olympiastadion muniqués dio paso a una victoria por 1-2 en el Camp Nou del Bayern, que pasó a la final para levantar el título, ante el Girondins de Burdeos.
El siguiente precedente ya se dio en la Champions, si bien en el mismo escenario olímpico, construido por los Juegos Olímpicos de Munich de 1972. Fue la temporada 1998/1999. Entonces, catalanes y bávaros se citaron en una fase de grupos en la que, como ahora, protagonizaron el grupo de la muerte, junto al Manchester United y el Brondby danés. Los alemanes se impusieron por 1-0, dando paso a una muy dolorosa eliminación azulgrana. Y es que la final de aquella edición, que precisamente el Bayern perdió ante el United, se disputaba en el Camp Nou.
Del dulce empate de 2009 al dulce derrota de 2015, pasando por la nefasta goleada de 2013
A partir de ahí, todo se traslada al Allianz Arena. Este moderno recinto se inauguró poco antes del Mundial de 2006 jugado en Alemania. El Barça le estrenó la temporada 2008/2009, la del primer triplete, con Pep Guardiola en el banquillo. Lo hizo en un regreso de cuartos de final de la Champions. No pasó del empate a uno. Eso sí: no había que ganar, ya que en casa se había hecho los deberes con un 4-0.
El siguiente precedente vuelve a ser doloroso. Fecha de la temporada 2012/2013. En este caso, la ida de las semifinales. Era un sublime Bayern de Jupp Heynckes, frente a un Barça de Tito Vilanova que venía haciendo una temporada inconmensurable (acabó ganando la Liga con 100 puntos), pero de capa caída en lo físico. Y los locales les pasaron por encima. 4-0 a favor, con un gol inicial polémico, que dio paso a un 0-3 en el Camp Nou y por tanto un 7-0 en el global de la eliminatoria.
Dos cursos después, el Barça encontró la revancha. El Bayern, esta vez entrenado precisamente por Guardiola, dio mucha guerra al Camp Nou en la ida de la semifinal de la Champions del curso 2014/2015, pero encajó un 3-0 liderado por Leo Messi. Y en la vuelta, en el Allianz Arena, se repitió un partido similar al del 2009. Los alemanes ganaron, pero por un 3-2 insuficiente y siempre controlado por los Messi, Neymar, Luis Suárez y compañía. Como en el 2009, levantaron el tercero de los tres títulos en juego, la Champions, para completar el triplete.
El último precedente del Barça en tierras muniquesas vuelve a ser muy doloroso. Es el de hace una temporada. Después de hacer una fase de grupos de la Champions desastrosa primero con Ronald Koeman en el banquillo y después con Xavi Hernández, acusando la falta de gol de aquel Barça, los azulgranas visitaban al Allianz Arena con la obligación de ganar y obrar un milagro. Pero imposible: 3-0 y hacia la Europa League.
El partido de este martes, pues, es una oportunidad para romper muchas cosas. Para romper esta mala racha de los últimos años, para estrenarse en el Allianz Arena y en Múnich, para que Lewandowski demuestre que sigue siendo un gran delantero sin necesitar la ayuda de sus excompañeros y para que el Barça golpee sobre la mesa. Eso sí, como se ha remarcado, nunca se puede subestimar al Bayern. Sin embargo, es uno de los equipos más ganadores que hay. Los azulgranas deben luchar contra la fuerte mentalidad de Müller, Gnabry o Joshua Kimmich, la calidad de Sadio Mané o la fiabilidad de Manuel Neuer.





