Món Esport
Un caso de supuestos insultos racistas en el PSG-Barça enfrenta a un socio y al club

El día 10 de abril de este año, el Fútbol Club Barcelona de Xavi Hernández lograba una de sus victorias más destacadas (que finalmente no sirvió para nada), tras asaltar el Parque de los Príncipes del París Saint-Germain (PSG) por dos goles a tres. Al día siguiente, sin embargo, saltaba la noticia de la detención de aficionados del Barça desplazados al estadio por actitudes fascistas y racistas, a la cual el club blaugrana reaccionó rápidamente con la suspensión de estos socios. En total, los seguidores señalados eran tres: dos por saludos fascistas y uno por cánticos racistas. En cuanto a los primeros, fotografías publicadas por el mismo club, revelan una bandera con simbología de extrema derecha por parte de aficionados del Barça. Ahora bien, en cuanto a los insultos racistas, la situación es mucho más compleja.

Banderas con simbología fascista y racista entre los aficionados del Barça en el Parque de los Príncipes | FC Barcelona
Bandera con la cruz de San Jorge y el número 33, símbolo fascista, entre los aficionados del Barça en el Parque de los Príncipes | FC Barcelona

«Cu-Cu-Cubarsí», un cántico malinterpretado

El socio en cuestión, con las siglas B.L.L., fue detenido por la gendarmería francesa. Desde el primer momento, él defendió que no estaba haciendo ningún cántico racista, sino que estaba cantando algo de sobra conocido por la afición blaugrana, como es el grito dedicado a Pau Cubarsí «Cu-Cu-Cubarsí». El desconocimiento de los gendarmes de este cántico, así como la sonoridad al repetir la sílaba «cu», hizo pensar a la policía que este seguidor estaba imitando el sonido de los monos para insultar de manera racista a los jugadores del PSG. Esta confusión fue rápidamente resuelta por la justicia francesa, que celebró una vista rápida al día siguiente de los hechos y absolvió inmediatamente a B.L.L.

El caso, pues, podría quedar cerrado desde este mismo momento. Sin embargo, el conflicto que denuncia B.L.L. es con el club. De entrada, lamenta que se encontró desamparado desde el principio. Nadie del Barça se puso en contacto con él para saber qué había pasado, ni para interesarse por su situación. Este socio tuvo que resolver el malentendido por sus propios medios. Desde el primer momento, contó con el apoyo de su abogado, Jaume Alonso-Cuevillas i Sayrol, del despacho Alonso-Cuevillas Abogados y Economistas, conocido también por su actividad política.

Jaume Alonso-Cuevillas Sayrol, durante una entrevista con El Món | Jordi Borràs
Jaume Alonso-Cuevillas Sayrol, durante una entrevista con El Món | Jordi Borràs

El conflicto entre el socio acusado por cánticos racistas y el club

Los hechos se agravaron cuando el día 26 de abril, más de dos semanas después de haber quedado absuelto por la justicia francesa, B.L.L. recibió una notificación del club de la apertura de un expediente disciplinario, así como de una medida cautelar que le prohibía acceder al Estadio Olímpico Lluís Companys. Preguntado al respecto, el Barça argumenta que, como hubo «una detención», «el club siguió los pasos marcados» en estos casos. El socio se puso inmediatamente en contacto con Alonso-Cuevillas, quien presentó un escrito de alegaciones, en el cual, además de recordar que las acusaciones de la gendarmería francesa se habían demostrado como «rotundamente falsas», también explicaba que es «miembro de la Penya Barcelonista Nostra Ensenya, declarada independentista, antifascista y antirracista».

De manera casi inmediata, el Barça citó a B.L.L. a declarar y él se presentó con su abogado. En esta vista, el club certificó que «la falta de responsabilidad era clara», es decir, la entidad blaugrana consideró probado que el socio en cuestión no había proferido los insultos racistas de los cuales había sido acusado. Al día siguiente, las medidas que se habían aplicado sobre B.L.L., que eran cautelares, fueron levantadas. Por tanto, después de que el Barça diera la razón al socio, podría parecer nuevamente que este caso acaba aquí.

La carta «ignominiosa» del Barça

No obstante, hay un último capítulo que indignó aún más a B.L.L. y que se originó en la carta que el club le envió para confirmarle que su expediente había quedado sobreseído. En este escrito, el Barça afirma que ha resuelto el caso por «falta de pruebas concluyentes», insinuando, según denuncia el socio, que no se está respetando su presunción de inocencia. El club, además, le hace saber que ha «anotado la incidencia» en sus «archivos», comparándolo, según B.L.L. y su abogado, a una especie de antecedentes policiales. Finalmente, el Barça pide al socio «tener el máximo cuidado» para «evitar que se produzcan consecuencias como las que han dado lugar a este expediente».

B.L.L. se ha sentido profundamente agraviado por el club, en tanto que el texto en cuestión deja entrever que el Barça no creía en la inocencia de este socio. Por este motivo, B.L.L. y su abogado, Jaume Alonso-Cuevillas, enviaron una queja al Síndic del club, en la que, además de denunciar esta situación vivida, calificar la carta de «ignominiosa» y exigir la eliminación del expediente de estos «archivos» anteriormente mencionados, también se solicita que, para futuras ocasiones, se cree un protocolo de acompañamiento para los socios desplazados y se garantice el respeto por parte de los trabajadores del club a sus socios. Esto, sin embargo, ha sido ignorado por el Síndic, tanto en su informe anual, como en su discurso en la Asamblea General Ordinaria. En declaraciones a Món Esport, fuentes del Barça defienden que se siguió «el procedimiento de actuación», califican sus molestias de una «valoración subjetiva» y argumentan que ya no pueden «entrar» más en este caso.



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