Los expresidentes del Fútbol Club Barcelona Josep Maria Bartomeu y Sandro Rosell han declarado este jueves en la Ciudad de la Justicia en el marco de la investigación del conocido como caso Negreira. Ante la jueza Alejandra Gil, ambos han insistido en que los pagos al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, y a su hijo Javier Enríquez Romero, no tenían ninguna finalidad de influir en el colectivo arbitral, sino que respondían a servicios de asesoramiento y elaboración de informes técnicos.

Según Bartomeu, los informes servían para preparar mejor los partidos tanto del primer equipo como del filial y eran “una contraprestación económica por un servicio real”. El expresidente culé salió visiblemente satisfecho de la sesión: «Hoy se han aclarado muchos temas». Rosell, en la misma línea, defendió que con “250 euros por informe es imposible pensar que se quería comprar a nadie” y remarcó que el Barça, con Messi, Piqué y uno de los mejores equipos de la historia, “no necesitaba ayudas arbitrales para ganar”.
«Con 250 euros por informe no se puede comprar a nadie»
Bartomeu, que solo ha respondido a las preguntas de su abogado, ha subrayado que el caso ha sido utilizado para “manchar la mejor etapa del Barça” y que los títulos de aquellos años se consiguieron por méritos propios. También ha insistido en que no hubo ninguna relación entre la salida de Negreira de la Federación y la finalización del contrato con su hijo. Su abogado, Josep Maria Fuster Fabra, ha sido contundente: “Ha habido unos pagos por una contraprestación, por tanto, no hay delito. Y no habrá ni hay árbitro que admita haber cobrado para adulterar un resultado”. Al mismo tiempo, Rosell ha reforzado la idea de que el club heredó esta práctica de directivas anteriores y que los informes “nos venían bien” para conocer mejor a los colegiados de cada partido.

La jornada de declaraciones llega después de dos años y medio de investigación. Además de Bartomeu y Rosell, también han comparecido los exdirectivos Albert Soler y Òscar Grau, así como Ana Paula Rufas, esposa de Negreira, que se ha acogido al derecho a no declarar. En cambio, Enríquez Romero, hijo del exdirigente arbitral sí que ha respondido y ha admitido haber elaborado informes para el Barça, aunque cobraba a través de Josep Contreras, exdirectivo del Barça, que se habría quedado con una comisión. Ahora, la instrucción continuará con las declaraciones como testigos de los exentrenadores Luis Enrique y Ernesto Valverde y del actual presidente, Joan Laporta, en un proceso judicial que sigue generando polémica y que mantiene abierta la incógnita sobre posibles responsabilidades penales.