El Futbol Club Barcelona celebra este domingo la Asamblea General Ordinaria. Un 2,5% del total de socios del Barça representará a la afición en la votación de aspectos tan trascendentales como la aprobación del ejercicio económico de la temporada 2024-2025 o los presupuestos de este curso 2025-2026. Esto supone que unos 4.300 socios, la gran mayoría de ellos elegidos de manera aleatoria año a año -a excepción del Senado, los que tienen más años de antigüedad- votarán los diversos puntos del orden del día, pero también tendrán espacio para poder hacer alegaciones, entre otras cosas. Este año, como ocurre de manera continuada desde 2022, la Asamblea será telemática, y este, justamente, es uno de los puntos de fricción más destacados con la oposición al presidente Joan Laporta.
La oposición de Laporta vuelve a reivindicar la presencialidad en la Asamblea
Esta Asamblea es especialmente trascendental, ya que es la última antes de las próximas elecciones del Barça, que se deben celebrar durante el año 2026 en una fecha que aún está por determinar. Por ello, los movimientos opositores -encabezados por Víctor Font, Joan Camprubí Montal o Marc Ciria, entre otros- están acelerando y reforzando su presión sobre la junta directiva actual. Uno de los puntos de queja, que se ha puesto especialmente de manifiesto este viernes en la rueda de prensa de Som un clam, la plataforma de oposición liderada por Camprubí, es el hecho de que la Asamblea sea telemática. Aunque este formato comenzara en 2022 a raíz de la pandemia, la Covid-19 ya no es un problema en este sentido y se reivindica el retorno a la presencialidad.
Camprubí, por ejemplo, asegura que el hecho de que la Asamblea sea telemática hace que la junta directiva actual «no dé la cara» y que el presidente «se esconda» detrás de una pantalla en uno de los pocos espacios donde los socios tienen la posibilidad de confrontarlo. Font, el año pasado, tuvo un fuerte conflicto con Laporta por este motivo, después de insistir activa y pasivamente en que era necesario volver a la presencialidad. Esta misma semana, en una entrevista con Catalunya Ràdio, el mismo Font volvía a cargar con fuerza contra Laporta por el mismo motivo: «Es un síntoma más de una deriva en el cambio de modelo social. Desgraciadamente, el club se aleja de los socios y pone a los turistas por delante. Es la consecuencia de una gestión deficiente, con opacidad, engaños y falta de transparencia».

La junta directiva actual defiende las Asambleas telemáticas
La junta directiva de Laporta, sin embargo, valora muy positivamente las Asambleas telemáticas de los últimos años y no tiene ninguna intención de cambiar de formato. El año pasado el tema estuvo sobre la mesa, pero este año no ha sido el caso. Desde la actual presidencia del Barça se considera mejor hacerlo en remoto que volver a la presencialidad y se defienden varios argumentos. Por una parte, según ha expresado Laporta en más de una ocasión, se califica la Asamblea telemática de «más participativa». Con este formato, todos los socios compromisarios que quieran pueden conectarse desde el lugar que sea para asistir. Esto hace que no haya limitaciones geográficas.
La inmensa mayoría de socios del Barça son catalanes (un 90%, aproximadamente), pero más de la mitad son de fuera de Barcelona. En el pasado, las Asambleas se celebraban en días de partido en casa, para aprovechar el viaje, pero no todos los socios son abonados y tienen asiento en el estadio blaugrana, así que la telemática garantiza que todos puedan conectarse desde donde quieran. Esto también se aplica a los socios de fuera de Cataluña, algo que critica Font cuando dice que Laporta «pone a los turistas por delante», pero representan menos del 10%. En este sentido, cabe añadir que los socios senadores, los que tienen más años de antigüedad, sí que pueden participar de manera presencial en la Asamblea.

De hecho, la última Asamblea telemática, la del mes de octubre de 2024, fue una de las más multitudinarias de la historia, con un total de 932 participantes de los poco más de 4.000 compromisarios que hay. La Asamblea de 2016, por ejemplo, tuvo una participación ligeramente elevada, con 1.007 asistentes, pero en aquella ocasión había una votación muy trascendental, que fue la de revocar el nuevo diseño de escudo que la junta directiva de Josep Maria Bartomeu había propuesto, un hecho que generó mucha indignación. Gracias a aquella Asamblea, de hecho, se detuvo el cambio de escudo. Por lo tanto, la presencialidad no garantiza más participación, mientras que la telemática facilita la asistencia de personas con dificultades de movilidad o que no pueden desplazarse a Barcelona.
Por otro lado, Laporta tiene otro argumento a favor, que es la situación actual del Spotify Camp Nou y su entorno. En medio de las obras, desplegar la infraestructura necesaria para organizar una Asamblea con más de 1.000 personas -entre socios, dirigentes del club, periodistas, trabajadores…- es bastante complicado. Así lo defendía el mismo presidente hace un año, en declaraciones a los medios de comunicación del Barça: «Al día de hoy estamos en obras en el estadio y esto afecta su entorno. Esto hace que sea más complicado adecuar y acondicionar el espacio». Y, aunque no suponga una diferencia de vida o muerte, la Asamblea telemática también es más económica, algo a tener en cuenta con la actual situación financiera del club.
Laporta, una figura que crece en las distancias cortas
Aun así, el argumento de la oposición que no puede rebatir Laporta con tanta facilidad es que «no da la cara» o que «no se fomenta el debate». Es evidente que una Asamblea telemática no es tan fluida como una presencial y esto hace que sea más difícil confrontar a la junta directiva o al presidente. Si bien se puede considerar que Laporta se está escondiendo detrás de pantallas y cámaras, también cabe tener en cuenta que se trata de una figura que suele salir beneficiada en las distancias cortas. De hecho, en el momento en que más discutido ha estado en su trayectoria como presidente del Barça, en 2008, soltó el mítico «al loro, que no estamos tan mal« en un Congreso Mundial de Peñas. El tiempo le dio la razón, Laporta salió reforzado y la frase ha quedado para la historia.