Sin propósito de enmienda. El juez del caso Negreira, el magistrado Joaquín Aguirre, ha dictado una nueva interlocutoria por la que vuelve a impedir que el Fútbol Club Barcelona sea acusación particular por los delitos de administración desleal. El titular del Juzgado de Instrucción número 1, que también imputa al club un delito de soborno, arguye su resolución por razones «técnicas y jurídicas». De hecho, hace un razonamiento sobre el posible perjudicado del delito y quien comete el delito y los tiempos y plazos de la instrucción. Además, carga contra Joan Laporta porque entiende que no puede acusar a Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu porque hicieron lo mismo que él y es «contrario a toda ética».
En este sentido, el magistrado interpreta -como así lo ha dicho en diferentes resoluciones- que hay un «concurso medial entre el delito de administración desleal y aquellos delitos que castigarían una extracción del dinero del club, que serían los de corrupción deportiva del artículo 286 bis.4 o el de soborno del artículo 419 del Código Penal». Siguiendo este hilo, el juez recuerda que sacaban dinero del club para cometer otro delito, por lo tanto, el Barça no podría pedir ser acusación en solo uno de los delitos. Así mismo, considera que el Barça no puede acusar por concurso -tanto el delito de administración desleal y el de soborno o corrupción deportiva- porque «se estaría acusando a sí mismo».
Fraude de ley la ética de Laporta
En su interlocutoria de tres folios, el juez insiste que «a causa de razones de técnica jurídica, no es posible admitir la personación del FC Barcelona, como parte acusadora solo por un delito, que sería el de administración desleal». Incluso, el juez llega a considerar que esta intención sería un fraude de ley para intentar dar gato por liebre al procedimiento y a las partes de la instrucción. En este sentido, el magistrado osa a estirar las orejas a la estrategia de Joan Laporta para defender el club.
«No es admisible éticamente», asegura el juez, «que Laporta acuse los presidentes Rosell y Bartomeu por el delito de administración desleal, cuando hay indicios más que sobrados que Laporta cometió los mismos hechos que los presidentes posteriores». «Estos hechos consisten en haber pagado el FC Barcelona cantidades de dinero importantes a Enríquez Negreira por tratarse de uno de los vicepresidentes del Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Fútbol», concluye.
