El partido que enfrentó al Barça y al Eintracht de Frankfurt el pasado jueves en el Camp Nou no deja de tener consecuencias negativas para el conjunto azulgrana. Primero, fue la mala imagen que ofreció el club barcelonista después de permitir que su estadio fuera totalmente invadido por unos 30.000 seguidores seguidores alemanes. Además, este duelo supuso la eliminación del conjunto de Xavi Hernández de la Europa League, un hecho también supone una nefasta noticia por el Barça en el ámbito económico, puesto que el club pierde la oportunidad de ingresar quince millones de euros. Pero, el FC Barcelona todavía podría recibir un nuevo castigo a consecuencia de lo que sucedió en este duelo.
No se cumplió el reglamento de la UEFA sobre distribución de los aficionados
Varios medios aseguran que la UEFA está estudiando una sanción tanto para el Barça como para el Eintracht de Frankfurt por incumplir la normativa sobre la distribución de los aficionados dentro de un estadio. Las reglas de las competiciones europeas establecen que los seguidores de uno y otro equipo tienen que estar totalmente separados en las gradas durante la disputa del partido y en ningún caso pueden estar mezcladas. Esta pauta no se siguió ni mucho menos en el Camp Nou el pasado jueves y la UEFA consideraría que ambos equipos tienen la culpa.
Tanto el Barça como el Eintracht podrían ser castigados
En primer lugar, el organismo europeo estimaría que el Barça está obligado a tener un control de quien compra las entradas como organizador del partido. El hecho de que los seguidores del Eintracht de Frankfurt estuvieran repartidos por todo el Camp Nou el pasado jueves deja patente que el FC Barcelona no consiguió gestionar adecuadamente la venta de entradas. Por lo tanto, la UEFA señalaría al club azulgrana como principal responsable de que no se cumpliera la normativa europea, pero también otorgaría parte de la culpa al Eintracht de Frankfurt. El estamento europeo consideraría que el club alemán sabía que la presencia de sus seguidores superaría de lo lindo el 5% del aforo del estadio, que es el mínimo de espacio que la normativa europea obliga a reservar para la afición visitante. Por lo tanto, la entidad teutona tendría que haber advertido al Barça que esto sucedería para que la directiva catalana pudiera prever las consecuencias.