Pedri, jugador del Fútbol Club Barcelona, vive un gran estado de forma tras el excelente rendimiento que está teniendo esta temporada. Por eso, recibe constantemente elogios de todas partes del mundo, pero a veces parece inviable que estos puedan proceder del eterno rival, del Real Madrid. Es lo que ha pasado con una leyenda del conjunto blanco que se retiró el verano pasado: Toni Kroos. El alemán ha confesado en su pódcast la debilidad que tiene por el canario y ha asegurado que es el mejor del mundo en el medio del campo: «A mis ojos, alguien como Pedri es casi tan importante como Lamine, Raphinha o Lewandowski. Ellos acaban decidiendo los partidos, pero para que puedan llegar, Pedri es el mejor que hay, según mi opinión«. Estas palabras, sin embargo, no habrán gustado nada al madridismo.
Toni Kroos confiesa su admiración por Pedri
El exfutbolista del Madrid ha recalcado de manera contundente la admiración que tiene por él: «A Pedri siempre se le echa de menos cuando no juega, no importa contra quién. No solo hace goles y da asistencias: te da soluciones«. Además, también ha querido dar énfasis a una estadística del jugador blaugrana para remarcar su importancia: «Me he mirado lo que ha hecho esta temporada y, en la Champions, supera a 52 adversarios por partido. En la Liga aún es más extremo: ¡59 rivales por partido! Es lo más difícil de hacer para un centrocampista. Es el mejor, y si te quedas sin un jugador como él, lo echas de menos. Él es uno de los centrocampistas con la capacidad de superar jugadores con regates en espacios cortos«.
Así pues, Kroos se ha deshecho en elogios hacia el canario y ha revelado que cuando se enfrentaba a él, le sorprendía el hecho de que, a pesar de no ser muy rápido, era muy difícil quitarle la pelota. De hecho, lo intentó justo en el último partido que el alemán disputó en su carrera, en el duelo de cuartos de final de la pasada Eurocopa entre España y Alemania y, donde precisamente, el exjugador del Madrid lesionó al futbolista blaugrana tras una dura entrada que le provocó perderse lo que quedaba de competición.
