Vinicius Jr. ha vuelto a convertirse en protagonista, y no precisamente por su fútbol. El delantero brasileño del Real Madrid ha firmado un nuevo episodio de tensión en la victoria del conjunto merengue contra el Oviedo, un partido donde ingresó al campo en el minuto 63 y en pocos minutos encadenó polémicas con el público, el árbitro e incluso en las redes sociales. De Burgos Bengoechea, el colegiado del encuentro, le mostró una tarjeta amarilla al primer intento de simular un penalti, lo que encendió los ánimos de la afición del Estadio Carlos Tartiere, que le dedicó cánticos burlones de «tonto«. El atacante, lejos de bajar el tono, respondió con gestos desafiantes y, tras marcar un gol, con una celebración dirigida al mismo árbitro después del segundo gol blanco. De Burgos Bengoechea no se atrevió a expulsarlo.
Vinicius no tiene intención de cambiar: «Yo soy así»
El episodio no terminó en el terreno de juego. Tras marcar el tercer gol del Madrid, Vinicius también dirigió gestos despectivos hacia la grada, invitando a la afición del Oviedo a “volver a Segunda”. Esta actitud le valió el rechazo inmediato de la grada asturiana, que lo convirtió en un nuevo enemigo deportivo. De Burgos Bengoechea, consciente de la tensión, intentó darle un toque de atención al finalizar el partido, advirtiéndole de las consecuencias que pueden tener estas actitudes reiteradas. Pero el brasileño se reafirmó horas más tarde en las redes sociales con un mensaje claro. “Yo soy así”, escribió, acompañado de una fotografía donde aparece con la mano en la oreja, indicando que ignora las críticas y alimentando aún más la polémica.
Este nuevo capítulo confirma que Vinicius no logra desprenderse de su imagen de arrogancia que le ha generado enemistades en gran parte de los estadios de la Liga. La situación, además, llega en un momento delicado: el buen rendimiento de Kylian Mbappé y el protagonismo creciente de otras figuras como Rodrygo Goes han hecho que el brasileño pierda centralidad dentro del proyecto blanco. Su nivel continúa cayendo desde que Rodri, del Manchester City, se llevó el último Balón de Oro. Ahora, con una temporada marcada por el Mundial, Vinicius tiene por delante la oportunidad de redirigir su imagen y recuperar su mejor versión futbolística, pero no parece que tenga intención de hacerlo.