Tres meses después de hacerse público el acuerdo de compraventa, ahora sí: el Real Club Deportivo Espanyol inicia una nueva etapa con acento estadounidense. Alan Pace, máximo accionista del grupo inversor ALK Capital y director de su filial deportiva Velocity Sports Partners (VSP), ya es oficialmente el propietario del club blanquiazul. El traspaso de poderes entre Rastar Group y la nueva sociedad se consuma por 130 millones de euros, repartidos en 65 millones en efectivo y 65 más en acciones del holding. Esto implica que Chen Yansheng, que ha estado al frente de la entidad casi una década, se queda con un 16,45% de participación en la nueva sociedad y mantiene, al menos sobre el papel, capacidad de influencia en las decisiones estratégicas. La diferencia es que, a partir de ahora, el Espanyol compartirá propiedad con el Burnley inglés, club que también depende de Pace y que opera dentro del mismo modelo multiclub que pretende hacer crecer su nuevo dueño.
Alan Pace, oficial, nuevo propietario del Espanyol
Alan Pace, que ya conoce Barcelona de sus años de estudios en el IESE y que incluso llegó a jugar con los Barcelona Búfals de fútbol americano, se ha ganado de inmediato la atención de la afición. Presente en varios partidos del equipo, el estadounidense no ha tenido inconveniente en dejarse ver y mostrar cercanía, un claro contraste con la distancia y frialdad que caracterizaban a Chen. A su lado, Pace trae un núcleo duro que explica el proyecto: Bradley Spiby, su mano derecha en VSP y futuro CEO del Espanyol; Antonio Dávila, académico de prestigio y experto en gestión deportiva que conectará el club con las sinergias del Burnley; y JJ Watt, exestrella de la NFL y altavoz mediático que ya ha viralizado el concepto de “calderón de caos” para definir el ambiente del RCDE Stadium. A diferencia del pasado, la nueva propiedad quiere implicación, presencia y un vínculo directo con la grada.
Estimats pericos i periques, estic molt emocionat de començar oficialment aquest camí amb vosaltres. M’ha commogut molt la vostra càlida benvinguda i també veure la passió que sentiu per aquest Club increïble. Amb el vostre suport, serem aquí per a respectar el passat, conduir el… pic.twitter.com/KH5gaYa3qb
— Alan Pace (@AlanPaceBFC) October 9, 2025
El reto, sin embargo, es mayúsculo. Chen deja un club con deuda reducida -menos de 15 millones- pero con una inercia deportiva y social negativa. El recuerdo de descensos recientes, sumado a la sensación de desconexión entre club y afición, obliga a Pace a actuar con una combinación de estrategia económica sólida y gestión emocional cercana. Su filosofía, basada en la máxima “evolución, no revolución”, implica invertir de manera sostenida y dotar al equipo de los recursos necesarios para crecer sin perder identidad. Sus años en el Burnley muestran constancia y ambición, aunque también dificultades para consolidarse en la élite. Ahora, la prueba de fuego es el Espanyol: hacer del club una entidad competitiva en Primera División, con estabilidad económica y capacidad para volver a conectar con su gente. La era Pace apenas comienza y ya despierta expectación y esperanza.