Joana Sanz, esposa de Dani Alves, ha sido el testigo más destacado del segundo día del famoso juicio a su marido. La declaración de Sanz en el juicio por violación en el caso Alves, acusado de agresión sexual a una joven de 23 años en la discoteca Sutton de Barcelona el 31 de diciembre del 2022, ha proporcionado una perspectiva sobre el estado de la relación entre ella y el futbolista brasileño durante los hechos. Concretamente, su mujer afirmó que no pidió legalmente el divorcio y destacó que su relación se encontraba en un buen momento en el momento de los hechos.
Durante la noche en la que se produjeron los hechos, Sanz ha narrado que Alves no comunicó nada y que su último mensaje fue a las once de la noche, en el que le preguntó si vendría a cenar y Alves respondió negativamente. Su marido le dijo que salía con sus amigos y Sanz ha confesado que cuando el brasileño llegó a casa, llegó tan borracho que no pudieron hablar: “Volvió a casa muy borracho, oliendo a alcohol. Se chocó contra el armario y se desplomó en la cama (…) En el estado con el que llegó, pensé que mejor dejarlo para mañana”.

“Volvió a casa mucho borracho”
Así pues, después de que Alves volviera a casa esa noche, Sanz aseguró que llegó extremadamente bebido y que no hablaron. Al día siguiente, el brasileño no contó nada de lo ocurrido en la discoteca Sutton, sino que solamente dijo que había estado con sus amigos. En definitiva, una declaración que pone una nueva carta sobre la mesa.
De esta forma, Joana Sanz marca y define una nueva versión sin detallar lo ocurrido en el lugar de los acontecimientos. En cualquier caso, el juicio continuará mañana miércoles 7 de febrero, con la última sesión, a partir de las 15:00 horas.