El Tottenham Hotspur ha puesto fin a una larga sequía europea de 41 años sin ningún título continental después de conquistar su primera Europa League (tercera si tenemos en cuenta las copas de la UEFA de 1972 y 1984), superando al Manchester United por 1 a 0 en una final que pasará más a la historia por la trascendencia del título que por el nivel futbolístico ofrecido. Disputada en el estadio de San Mamés, la final ha sido un auténtico ejemplo de fútbol plano y previsible, marcado más por los errores y las imprecisiones que por el acierto o el talento.
El Tottenham gana la Europa League al Manchester United
El gol decisivo llegó poco antes del descanso, en una acción aislada resuelta por Brennan Johnson. Fue prácticamente la única jugada destacable de una primera mitad insulsa, en la que ambos equipos evidenciaron por qué se encuentran en la 16ª y 17ª posición de la Premier League. En la reanudación, el Manchester United intentó reaccionar, pero continuó sin ideas ni profundidad. La única acción realmente peligrosa fue un cabezazo de Rasmus Hojlund que ya había superado al portero Vicario, pero fue salvado bajo palos por el central neerlandés Mickey van de Ven en una acción providencial. Más allá de eso, el partido ofreció muy poco a nivel de espectáculo.

Con esta victoria, el Tottenham suma su cuarto título continental y, además, obtiene boleto para la próxima edición de la UEFA Champions League, un logro que salva la temporada del conjunto londinense. El técnico Ange Postecoglou puede celebrar su primer gran éxito al frente del club, aunque el camino hasta la gloria no ha sido brillante. Irónicamente, ahora que Harry Kane se ha marchado del Tottenham, el club ha ganado un trofeo después de muchos años y él ha levantado su primer título con el Bayern de Múnich. Para el Manchester United, en cambio, esta derrota cierra un año absolutamente decepcionante. Sin títulos, sin Europa y con muchas incógnitas sobre el futuro deportivo del club, la etapa de Ruben Amorim queda gravemente tocada.