El Estadio Centenario de Montevideo vivió una noche histórica. Luis Suárez, el exdavanter del Barça, disputó su último partido con la selección de Uruguay en un empate sin goles contra el Paraguay, en el marco de las Clasificatories Sudamericanas. La multitud de 50.000 forofos fue testigo no solo de un partido, sino de la despedida de uno de los mejores goleadores de la historia de la celeste, que se retira después de 17 años, 143 partidos y 69 goles con su país.
Todo y el resultado insípido, la noche estuvo llena de emoción. En el postpartido, se proyectó un video con los mejores goles de Suárez y se escucharon mensajes de antiguos compañeros como Lionel Messi y Neymar, que quisieron despedir el amigo y jugador con palabras llenas de admiración. El público, que todavía no se quería mover de los graderíos, también recibió con aplausos el exentrenador Óscar Tabárez, que subió al escenario para abrazarse con Suárez en uno de los momentos más emocionantes de la noche. Los forofos sabían que, con la despedida de Suárez, se cierra un capítulo glorioso para el fútbol uruguià, que incluye otros grandes nombres como Diego Forlán, Diego Godín y el mismo Tabárez.
A nivel futbolístico, la selección uruguaya, dirigida por Marcelo Bielsa, tuvo una actuación discretísima. Con numerosas bajas, como la del azulgrana Ronald Araújo o Darwin Núñez, el equipo no consiguió generar peligro. Solo Suárez, en su último partido, estuvo a punto de marcar con una espectacular acrobacia, pero el palo le negó el último gol con la selección.
El partido fue también el inicio de la era de Gustavo Alfaro como técnico del Paraguay. Los guaraníes se mostraron sólidos defensivamente y, a pesar de no dominar la posesión, fueron más peligrosos, aprovechando los espacios dejados por la debilitada defensa de Uruguay. Jugadores como Julio Enciso y Miguel Almirón destacaron por su energía y calidad.
Con el silbato final, Montevideo despidió con silencio y emoción el último capítulo de una leyenda. Suárez se quedó en el campo un rato más, mirando el ”arco Luis Suárez» que el mismo estadio bautizó en su honor, una escena que simbolizaba el final de una era en el fútbol celeste.