Luis Rubiales ha anunciado este domingo por la noche que presenta su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Así le ha hecho saber al presidente en funciones, Pedro Rocha: «Después de la rápida suspensión de la FIFA, más al resto de procedimientos abiertos contra mi persona, es evidente que no podré volver a mi cargo». Lo ha explicado en una carta abierta que ha difundido a través de su cuenta de Twitter, ahora conocido como X: «También le he informado que he hecho lo mismo con mi cargo en la UEFA, para que mi lugar en la vicepresidencia pueda ser sustituido», precisa.
«No quiero que el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada y, sobre todo, tomo esta decisión después de haberme asegurado que mi marcha contribuirá a la estabilidad que permitirá que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030, que permitirá llevar a nuestro país el acontecimiento más grande del mundo», escribe en un último intento de limpiar su imagen.
Esta es la decisión que ha tomado finalmente después de semanas inmerso en polémica a raíz de su actuación durante la final del mundial de fútbol femenino, en que celebró la victoria española cogiéndose los genitales y dio un beso en la boca sin consentimiento a la futbolista Jennifer Hermoso. De hecho, sus actos han tenido mucha repercusión más allá del fútbol. La Fiscalía de la Audiencia Nacional presentó una querella contra Luis Rubiales por los delitos de agresión sexual y coacciones a Hermoso. Según fuentes de la Fiscalía que explicaron a El Món, en el escrito se considera que los hechos serían constitutivos del delito de agresión sexual previsto en el artículo 178 del Código Penal, así como un delito de coacciones, previsto y penado en el artículo 172. Estos delitos prevén unas penas de uno a cuatro años de prisión, aunque el órgano sentenciador puede imponer penas menores o incluso una multa, dependiendo de la gravedad del caso y la situación.




