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La afición del Eintracht vuelve a demostrar que es de las peores de Europa

El Fútbol Club Barcelona ha podido vengarse del Eintracht de Frankfurt en el regreso de la UEFA Champions League al Spotify Camp Nou. Un sorprendente doblete de Jules Kounde ha permitido al Barça remontar un partido que se había puesto cuesta arriba en la primera mitad para continuar sumando en la máxima competición continental. Además, no ha vuelto a haber una invasión alemana en el estadio después de las fuertes restricciones que había puesto el club con la venta de entradas, pero la afición del Eintracht ha vuelto a demostrar que es de las peores de Europa, con una actitud vergonzosa e incívica hacia los culés.

Los seguidores del Eintracht de Frankfurt han vuelto a tener una actitud vergonzosa e incívica en el Spotify Camp Nou

Los seguidores del conjunto alemán han vuelto a generar problemas muy graves en su visita al Spotify Camp Nou. Aunque estaban situados en la zona delimitada para la afición rival, los aficionados del Eintracht han causado disturbios desde el primer momento, con el gol de Ansgar Knauff, con el encendido de bengalas, lanzamientos de vasos de cerveza a las gradas inferiores y golpes violentos a la mampara que los protegía de la afición del Barça, que también ha recibido gestos provocativos e insultos de estos inadaptados. De hecho, tras la remontada del conjunto blaugrana, las escenas se han repetido con una lluvia de objetos, como encendedores, vasos de agua y cerveza y, incluso, una bengala que, por suerte, no ha llegado a impactar a ningún culé.

Durante la previa del partido, no ha habido incidentes destacables, pero dentro del estadio, la historia ha sido diferente. Los aficionados del Eintracht que han conseguido alguna entrada en la reventa han sido señalados por seguidores blaugranas y la seguridad los ha movido de lugar. Por otro lado, esta actitud vergonzosa también se ha vivido en la zona de prensa, ya que los periodistas alemanes que han venido a Barcelona para cubrir el partido han perdido los papeles en muchas ocasiones, con gritos y golpeando las mesas todo el tiempo, al mismo nivel que la afición del equipo. Incluso, se ha escuchado un «puta Barça» de un periodista.



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