Entre los meses de agosto y junio, una de las imágenes más frecuentes en el distrito de las Corts y en el barrio de la Maternitat i Sant Ramon de Barcelona, una o dos veces por semana, es ver riadas de gente con camisetas y bufandas del Futbol Club Barcelona. De tan habitual que es, no llama la atención. Contrariamente, lo que se ha hecho muy extraño ha sido la calma que ha habido alrededor de esta zona durante los últimos dos años y medio, desde el 28 de mayo de 2023, el último partido que el Barça jugó en su estadio, el Spotify Camp Nou. Este sábado, 909 días después, el conjunto azulgrana ha vuelto en partido oficial contra el Athletic Club y, en consecuencia, se han vuelto a ver estas imágenes que hacía tanto tiempo que no se veían, pero que a la vez son tan familiares.
Un día histórico en el Camp Nou
De entrada, la gente ha llegado con más tiempo de lo habitual a los alrededores del campo. Los aficionados azulgranas, previsores por un lado, pero con ganas de regresar por otro, han invadido la zona más de dos horas antes del inicio del duelo. Entre los seguidores culés, mucho más locales del gran número de turistas que algunos preveían, las caras y las conversaciones eran muy similares. «Vaya, ¡sí que ha cambiado! ¿Qué había aquí antes? Aún le falta, pero quedará chulo«, decían los culés, mientras señalaban aquí y allá y hacían sus respectivas crónicas grabando vídeos con los móviles.

Una vez en el estadio, ha destacado también la gran cantidad de bufandas y camisetas del Barça, algo que solo ocurre en las grandes ocasiones, así como de esteladas, cada vez menos presentes. Así, la imagen que presentaban las gradas del estadio era sensacional, haciendo ondear las bufandas con cada canción, también con mucha más presencia del catalán que antes. Por ejemplo, a la hora de cantar la alineación sonó La presó del rei de França de la Companyia Elèctrica Dharma y con los goles sonaba Volcans, de Búhos, en lugar de las canciones en inglés que solían sonar.

El Barça, por su parte, se ha encargado de montar una gran fiesta, con actuaciones musicales de grupos, también catalanes –Figa Flawas antes de comenzar el partido y The Tyets en el descanso-, o con una interpretación fabulosa del Cant del Barça por parte del cor jove de l’Orfeó Català. El himno ha resonado con petardos que han terminado de completar una imagen épica, que aún ha mejorado más al final del partido, con un castillo de fuegos precioso.
Hay cosas que nunca cambian
Aun así, también ha habido espacio para la crítica, con cánticos constantes del público que reivindica el regreso de la Grada de Animación. Como ocurría antes de la existencia de esta, los aficionados azulgranas han estado bastante callados durante todo el partido, con algunas excepciones, como cada vez que tocaba la pelota Nico Williams, que ya es uno de los enemigos del barcelonismo y recibía una pitada. Y es que algunas cosas no cambian nunca y el Camp Nou ha vuelto a hacer de juez cuando ha querido, con manifestaciones libres, como los gritos de independencia en el minuto 17:14, más ruidosos que en otras ocasiones. Y, para no fallar a las tradiciones, tampoco ha faltado una gran masa de gente abandonando el estadio en la recta final del duelo para evitar atascos, una vez ya estaba sentenciado, aunque esto haya supuesto perderse el último gol del Barça.



