Después de cuatro derrotas consecutivas contra el Futbol Club Barcelona de Hansi Flick, el Real Madrid estaba muy necesitado de victoria. Tanto, que le ha bastado con sus ganas de ganar para derrotar a un Barça que casi ni se ha presentado en el Estadio Bernabéu, como si no fuera consciente de la importancia de este partido. Los merengues no han hecho una gran actuación, no han brillado por su fútbol, pero sí han puesto mucho más corazón que los blaugranas. No es la primera vez que sucede esto, pero el Barça suele saber reaccionar con fútbol. Esta vez, ni una cosa ni la otra. El Madrid se ha impuesto con goles de Kylian Mbappé y Jude Bellingham al tanto de Fermín López (2-1) y se aleja del Barça en la clasificación de la Liga. También ha habido algunas decisiones arbitrales polémicas, la mayoría de ellas a favor del Madrid, pero los blancos han sido justos vencedores más allá de eso.

La crónica del clásico Madrid-Barça (2-1)
La alineación de Flick no presentaba ninguna sorpresa. No era, en ningún caso, el once de gala, ya que el Barça tiene bajas muy sensibles. Así pues, los blaugranas han jugado con Szczesny en la portería, Kounde, Cubarsí, Eric Garcia y Balde en defensa, De Jong, Pedri y Fermín en el centro del campo, y Lamine Yamal, Ferran Torres y Rashford en ataque. El Madrid, por su parte, tampoco ha sorprendido. Mbappé, sin lugar a dudas, era el peligro principal de una alineación donde Xabi Alonso ha hecho coincidir al francés con Vinicius Jr., Bellingham y Arda Güler.
El Madrid ha salido con unas ganas inmensas de hacer daño al Barça. Aunque la primera llegada ha sido blaugrana tras un doble error de Dean Huijsen, los merengues han pisado más el área rival durante toda la primera mitad. En los primeros minutos, Vinicius intentó forzar un penalti, que el árbitro se ha tragado, pero después el VAR corrigió. Poco después, Mbappé aprovechó un error de Fermín para marcar un golazo, pero, nuevamente, el sistema de videoarbitraje lo anuló por un fuera de juego muy ajustado.
Los merengues fueron superiores durante el primer tiempo. Si bien el Barça podía atacar con un poco más de comodidad cuando superaba la primera línea de presión de los blancos, la actitud y la intensidad del Madrid hacían que los blaugranas perdieran muchos balones y que fuera muy difícil instalarse en el área rival. Los ataques de los locales, rápidos, encontraban muchos espacios y muchos huecos. De esta manera, en el minuto 23, Bellingham encontró la espalda de la defensa del Barça con un pase para Mbappé, esta vez en posición correcta, que no perdonó frente a Szczesny.
El portero polaco fue muy errático al inicio del duelo, pero a medida que pasaban los minutos, se mostró más seguro bajo los palos del Barça. Con una parada sensacional a Huijsen y algunas intervenciones más sencillas, Szczesny mejoró y mantuvo la portería con solo un gol en contra. Gracias a esto, el Barça aprovechó una acción aislada para igualar el duelo. Arda Güler cometió un grave error en una zona comprometida, Pedri le robó el balón y Rashford regaló a Fermín el gol.
El Barça intentó crecer a partir del empate e incluso tuvo ocasiones de darle la vuelta al marcador. En un contraataque muy peligroso, Eduardo Camavinga cortó un pase de la muerte de Pedri y, en el córner posterior, Huijsen impidió el segundo gol de Fermín con un cabezazo sobre la línea. Aunque parecía que el final de la primera mitad podía ser del Barça, el Madrid volvió a golpear en el minuto 43. En una jugada con varios errores defensivos y un polémico codazo de Huijsen a Cubarsí, Bellingham solo tuvo que empujar el balón tras un centro lateral para volver a adelantar a los merengues.
En el tiempo añadido de la primera mitad, tras un error de Frenkie de Jong, muy espeso, el Madrid tuvo todavía otra ocasión de gol que frenó la defensa culé. De esta manera, se llegó al descanso con la sensación de que los merengues eran justos vencedores y que el marcador incluso se quedaba corto. El Madrid imprimió una intensidad altísima durante toda la primera mitad, muy necesitado de esta victoria tras cuatro derrotas consecutivas en los clásicos, y el Barça no supo responder ni con juego, ni con actitud.

El descanso podría haber servido para cambiar la puesta en escena de los jugadores del Barça y que pudieran igualar el ritmo del Madrid. Nada más alejado de la realidad. La presión de los merengues no pudo ser tan extrema como en la primera mitad y, aun así, los culés continuaron perdiendo balones de manera incomprensible. En una de estas, el Madrid forzó un penalti muy polémico por manos de Eric Garcia totalmente involuntarias y que venían de un doble rebote. Aunque se señaló la pena máxima, Szczesny se encargó de hacer justicia y detuvo el lanzamiento de Mbappé con una estirada sensacional que silenció el Bernabéu, que ya se veía con el tercer gol.
Gracias a esta parada de Szczesny, el Barça pudo contemporizar un poco más sus ataques e instalarse tímidamente en el área del Madrid. Fermín tuvo otra llegada peligrosa, pero fue egoísta y envió su remate, forzado, a las manos de Thibaut Courtois. Más allá de eso, las posesiones del Barça no se transformaban en ocasiones de gol, con un Lamine poco inspirado y físicamente aún tocado, un Ferran Torres totalmente desaparecido y un Rashford con más ganas que fútbol. De hecho, quien creaba más peligro era el Madrid a la contra.
Flick hizo varios inventos con las pocas piezas que tenía en el banquillo para intentar cambiar el rumbo del partido. Entraron futbolistas como Marc Casadó, Ronald Araujo o Roony Bardghji. Esto situó a Lamine Yamal en una posición más libre y pudo crear un poco más de peligro. De hecho, en la recta final del duelo, sirvió un centro sensacional para Kounde, pero el francés, con todo a favor para controlar y marcar ante Courtois o rematar directamente, no hizo ni una cosa ni la otra y regaló el balón al portero merengue. Ni con nueve minutos de tiempo añadido, el Barça pudo inquietar la portería del Madrid. Además, Pedri terminó expulsado por doble tarjeta amarilla. Victoria merecida de los blancos, que se escapan a cinco puntos en la cima de la Liga, con tangana final entre los dos banquillos, donde tuvo que intervenir incluso la policía.




