Marc Guiu, actual delantero del Chelsea y formado en la Masia durante más de una década, ha hablado claro sobre su salida del Fútbol Club Barcelona y su breve contacto con Hansi Flick. En una entrevista en TV3, el jugador de Sant Celoni reconoció que el cambio de entrenador fue un punto de inflexión en su trayectoria: “Quizás podría haber jugado un poco más, pero el club ya tenía otros planes”, dijo. La llegada de Vitor Roque y la presencia de Lewandowski le cerraron las puertas, pero lo que más le dolió fue la falta de diálogo con Flick. “La única vez que hablé con él fue en el ‘play-off’, y solo me deseó suerte”, reveló, dejando entrever cierta decepción con la gestión del técnico alemán.
Del apoyo de Xavi a la frialdad de Flick
El joven delantero, que debutó con el primer equipo bajo las órdenes de Xavi Hernández —y marcando en la primera pelota que tocó—, no ocultó el agradecimiento hacia el exentrenador azulgrana. “Xavi me lo dio todo, me hizo debutar y me hizo creer que podía llegar a la élite”, explicó. En cambio, con Hansi Flick la relación fue prácticamente inexistente, y eso contribuyó a su decisión de marcharse. “Me habría gustado que me hubiera llamado antes de irme, pero no fue así”, insistió Guiu, quien reconoce que el contexto no era favorable para seguir creciendo en el club. Entre las expectativas frustradas y la sensación de no contar para el nuevo proyecto, el jugador vio en el Chelsea una oportunidad para empezar de nuevo.

Ahora, Guiu busca consolidarse en la Premier League tras un verano convulso. Tras una breve cesión al Sunderland de poco más de un mes, fue recuperado por el Chelsea para reforzar el ataque de Enzo Maresca, a raíz de la lesión de Liam Delap. Aunque aún no ha tenido muchos minutos, el delantero confía en ganar peso dentro del equipo londinense y en aprovechar cada oportunidad. El destino, sin embargo, le ha reservado una cita especial: el próximo 25 de noviembre se enfrentará al Barça en Stamford Bridge, en la jornada 5 de la liguilla de la Champions League. Será, sin duda, un partido con un significado especial para el de Sant Celoni, quien un día soñó triunfar en el Camp Nou.